Desde 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) mantiene una estrecha relación con las comunidades indígenas de Morelos. No podía ser de otro modo: la revolución ideada por el Subcomandante Insurgente Galeano (antes Marcos) sienta sus bases en la lucha de Emiliano Zapata, un hombre que nació, vivió y murió en Morelos.
Bajo el lema La tierra es de quien la trabaja, el Zapatismo—como han nombrado los historiadores a los ideales de Zapata—se propuso devolver las tierras a los indígenas campesinos del sur de México en 1911. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y sacrificios, al día de hoy la población indígena continúa desposeída y marginada, y las demandas por respeto y reconocimiento de sus derechos siguen tan vigentes como entonces.
El EZLN consiguió unir a varias zonas indígenas del país bajo la estructura del Congreso Nacional Indígena (CNI) y entre los pueblos de Morelos que actualmente pertenecen a él están Ocotepec, Xoxocotla, Tepoztlán y Amilcingo.
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"Cuando la caravana de 2001 pasó por Morelos, con rumbo a la Ciudad de México, una avanzada de los zapatistas durmió en el pueblo. Hemos tenido una buena relación con el EZLN", dice el profesor Jorge Velázquez Escalvazeta, integrante del CNI en Amilcingo.
Nunca más un Morelos sin nosotros (1996)
Entre 1995 y 1996, el EZLN llevó a cabo una serie de diálogos en el poblado de San Andrés Sakam'Chen de los Pobres, Chiapas, que dieron como resultado la construcción de los Acuerdos de San Andrés, cuyo propósito era modificar la Constitución Mexicana para otorgar derechos y autonomía a los pueblos indígenas de México.
En Morelos, las comunidades indígenas hicieron lo propio y recogieron el lema zapatista "Nunca más un México sin nosotros" y crearon la iniciativa "Nunca más un Morelos sin nosotros". Tras realizar una serie de consultas, se dio forma a una iniciativa de Ley Indígena que fue enviada al Congreso del estado. La propuesta aspiraba a reconocer la autodeterminación de los pueblos originarios a partir de los requerimientos de sus propios habitantes.
"Se hicieron consultas en los pueblos indígenas de Tetelcingo, Hueyapan, Temoac, Tepoztlán, Cuentepec, Xoxocotla y Xochicalco", recuerda José Martínez Cruz, de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos (CIDHM), que en aquel entonces colaboró muy de cerca con el EZLN.
Mientras que las consultas nacionales se reflejaron en la modificación del artículo cuarto constitucional que reconocía la pluralidad etnolingüistica del país, la propuesta local no corrió con la misma suerte y fue desechada. Aun así, Martínez Cruz reconoce la importancia que tuvieron las iniciativas nacionales en favor de las comunidades indígenas.
"El zapatismo ha hecho aportaciones muy importantes para los pueblos indígenas y sigue siendo un referente en cuanto a la organización, resistencia y lucha", dice el activista.
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La caravana de 2001
En 2001, 17 estados de la República Mexicana—Morelos incluido—recibieron a la caravana zapatista denominada la Marcha del color de la tierra. Fue la movilización del EZLN más grande registrada en la historia del país. Sus objetivos eran hacer cumplir los Acuerdos de San Andrés, la liberación de los presos políticos zapatistas en las cárceles de Chiapas, Tabasco y Querétaro, y la desmilitarización de la zona de influencia zapatista en Chiapas. La caravana inició su caminar el 24 de febrero de aquel año y al frente de ella estuvieron comandantes indígenas tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles, mame y mestizos.
Cuando llegó a Morelos el día 6 de marzo, hizo una primera parada en Cuernavaca, específicamente en Ocotepec, pueblo cuyos habitantes se manifestaban en aquel entonces contra la construcción de una tienda Soriana.
"Tuvimos muchas reuniones con los zapatistas cuando los recibimos en Morelos. Fue en Ocotepec, porque en ese entonces se estaba dando la lucha en contra de que les expropiaran un predio para la construcción de un Soriana", rememora Martínez Cruz.
También visitaron Tepoztlán, donde respaldaron la defensa del territorio en contra de la construcción de un club de golf en tierras comunales. Este movimiento social inició en 1994 y solo pudo resolverse después de 24 años por la vía legal, cuando, en 2018, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) falló a favor de los habitantes.
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Finalmente los zapatistas recorrieron Cuautla, Anenecuilco, en Ayala, y Amayuca, en Jantetelco. Un contingente, que llegó como avanzada, durmió una noche en Amilcingo, en Temoac. Los recibieron adultos y jóvenes. Uno de ellos, de nombre Samir Flores, quedaría profundamente marcado al conocer a aquella gente.
"Algunos durmieron en el pueblo. Los recibimos con gusto, porque ellos representaban nuestras exigencias. Para nosotros, el EZLN siempre va a ser un referente, porque, al igual que nosotros, defienden el territorio, los recursos naturales y la justicia. Eso es lo que han buscado desde el inicio", recuerda Jorge Velázquez, cuñado de aquel joven que tiempo después se convertiría en uno de los principales opositores a la construcción de la termoeléctrica de Huexca.
Samir Flores, nueva causa del EZLN
Samir Flores Soberanes nació en 1982 y fue asesinado en 2019. Tenía 36 años y ejercía diversas profesiones: activista, comunicador, herrero y campesino. Su lengua materna era el náhuatl y le gustaba coleccionar las semillas del maíz que cosechaba. Junto a su esposa Liliana procreó 4 hijos y durante muchos años se mantuvo al frente de Radio Amiltzinko, estación de radio comunitaria fundada años atrás por él y un grupo de jóvenes indígenas de la comunidad de Amilcingo, en Morelos.
A las 5:30 de la mañana del 20 de febrero de 2019, una voz masculina lo llamó desde la calle. En su casa tenía instalado un negocio de herrería. Desconcertado, salió creyendo que le pedirían un trabajo y fue recibido con disparos. Murió horas más tarde.
Su asesinato sacudió a Morelos y al país. Samir era conocido por ser uno de los principales opositores a la construcción de la central de ciclo combinado de Huexca, en Yecapixtla. La obra, a cargo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), fue defendida por el presidente Andrés Manuel López Obrador quien prometió frenarla mientras estaba en campaña.
El EZLN había seguido de cerca la defensa del territorio de Huexca, Amilcingo y Ayala, cuyos habitantes conformaron el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala. El Frente había alertado de los daños al medio ambiente y a la producción agrícola que causaría la termoeléctrica, con el apoyo de activistas y especialistas en el área. Cuando Samir murió, el Subcomandante Galeano atribuyó el homicidio a su labor como luchador social y afirmó que había muerto "por defender la vida de generaciones que aún no son ni pensadas”
"Cuando asesinaron al compañero Samir, ellos se pronunciaron y nos respaldaron", dice Jorge Velázquez.
En 2021, el EZLN llevó a cabo una serie de movilizaciones en sus territorios como parte de la Jornada por la Vida. Estas acciones eran manifestaciones en contra de los megaproyectos del presidente Andrés Manuel López Obrador y exigían justicia para el activista morelense.
"A la fecha, seguimos caminando juntos, así que el Frente de Pueblos va a caminar con ellos en su 30 aniversario", concluye Velázquez.