El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental; este año, de acuerdo con un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la pandemia de Covid-19 ha paralizado los servicios de salud mental esenciales del 93 por ciento de los países del mundo, en tanto que aumenta la demanda de atención de salud mental.
Según lo define la OMS, la salud mental es un estado de bienestar, donde las personas son capaces de trabajar, de mantener buenas relaciones interpersonales, además de construir con la comunidad.
La salud mental puede ser alterada por diversos trastornos como son la depresión y la ansiedad, que son los de mayor incidencia; actualmente, una de cada 10 personas sufre de depresión, mientras que uno de cada 20 niños o adolescentes presentan déficit de atención (TDAH) y siete de cada 50 personas tiene algún trastorno de ansiedad; 3 de cada 100, algún trastorno bipolar, y 1 de cada 100 personas, esquizofrenia.
¡Alerta!
Son varias señales a las que debemos estar atentos y observar tanto en familiares como en compañeros de trabajo, alumnos y amigos.
El aislamiento, tristeza, trastornos del sueño y la alimentación, así como el miedo son algunos de los signos de alerta que nos indican que debemos recurrir con un especialista para la detección oportuna y tratamiento.
Este año, la OMS ha instado a los gobiernos a invertir en salud mental, invertir en infraestructura y ante ello, los SSM han fortalecido su red de atención gratuita a efecto de que las personas tengan una atención más accesible; consiste capacitar a médicos generales de los centros de salud para la detección de algún trastorno mental y que puedan canalizarlo con un especialista, como psicólogos clínicos, quienes trabajan en terapia individual o grupal y el servicio es gratuito para usuarios del INSABI.
Señaló que cualquier patología debe de haber una atención, la psicoeducación a la familia es fundamental, así como la atención psicoterapéutica y la farmacológica en caso de ser necesario, para que el paciente tenga un control y pueda seguir con su dinámica laboral y académica, de tal manera que no haya altibajos.
De no atenderse una enfermedad mental puede ser discapacitante, la persona no puede ser funcional en lo educativo o laboral, dependiendo el caso.
La pandemia no favorece
Juan Manuel de la Cruz Moreno Nápoles, psicólogo y docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), indicó que como seres humanos necesitamos la interacción social, y las dinámicas de las clases o trabajos en línea no favorecen en la capacidad de interacción y empatía con otros seres humanos.
“Necesitamos el contacto físico, esa capacidad de abrazarnos y apacharnos y brindarnos afectos segrega algunas sustancias que se llaman neurotransmisores están vinculados al afecto positivos, entre ellos oxitocina, serotonina y dopamina, que son importantes para sentirnos bien y sentirnos con un buen nivel de placer, emociones positivas en general”, dijo.
Refirió que la contingencia ha elevado estos niveles ansiedad en la población.
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