Al norte de Cuautla se encuentra Tetelcingo, una comunidad indígena donde aún alrededor de 100 mujeres conservan su vestimenta tradicional y su lengua Mösiehuali, una de ellas es Eva Becerro, para quien ser de Tetelcingo es un orgullo.
Hace 70 años Eva Becerro nació en esta comunidad indígena, la cual desde hace mucho tiempo busca independizarse como un municipio indígena, en que quiere rescatar sus tradiciones y costumbres.
Becerro cuenta que tiene 10 hijos, cuatro mujeres y seis hombres, pero a pesar de que cada día les inculca las tradiciones y costumbre de este pueblo, se resisten a ello, "por pena, porque no les gusta que les digan que son de Tetelcingo, cuando yo siempre les digo que eso nunca lo van a poder ocultar”.
Eva Becerro se levanta todos los días desde muy temprano y se viste con el traje tradicional de Tetelcingo, posteriormente sale de su casa para hacer sus compras en la plaza de la localidad, regresa y ayuda a hacer tortillas a mano.
Cuenta que desde muy pequeña, veía cómo su abuelita y mamá vestían con el chincuete, y aunque de niña y joven no lo usó, fue hasta que se convirtió en mayordoma que empezó a usarlo diariamente.
"Hoy en día son muy pocas las mujeres que se viste así, incluso a los hombres ya no les gusta andar con sus pantalones de manta, ya son otros tiempos, y si así vamos, estas tradiciones y costumbres desaparecerán".
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Dijo que ser de Tetelcingo no se puede describir con nada. "Me siento orgullosa de pertenecer a esta comunidad, de haber nacido en este pueblo; nosotros somos la raza pura, no estamos mezclados, conservamos la raíz de nuestra sangre".
Hoy en día ser mujer indígena no es fácil, ya que aún sigue habiendo mucha discriminación, exclusión, racismo y violencia, sin embargo, es más el amor por sus raíces, que las ha llevado a alzar la voz para exigir respeto sus derechos.
"Nuestras familias nos han inculcado valores y respeto, y eso nos ha ayudado a no dejarnos, somos mujeres fuertes que sabemos defendernos".
Huipil y Chincuete
Son alrededor de 100 mujeres, quienes aún conservan su vestimenta tradicional; un traje típico llamado Tetelcingas, de origen Olmeca, que consiste en un huipil y una falda azul gruesa oscura o chincuete, ceñida en la cintura por una faja roja.
"Es una traje muy importante para nosotros que llevamos en el corazón, que aunque quisiéramos traerlo todos los días puesto a veces no podemos"
Su costo es representativo, ya que el metro de tela para el huipil cuesta 120 pesos y se utilizan tres metros. Mientras que la faja, que es bordada a mano, tiene un precio de alrededor de 800 a mil pesos.
La danza del orgullo
En Tetelcingo existe un grupo de danza integrado por mujeres; a través del cual buscan rescatar las tradiciones y costumbres de esta comunidad.
"Traigo tortillas blancas suaves y calientitas, buenas y tan bonitas, cómprelas marchantita. Corriendo y sin descanso con mi chiquihuitito envuelto en su ayatito por detrás yo lo cargo. De Tetelcingo vengo, en Cuautla muy cerquita, me llaman mariquita pero otro nombre tengo. Soy de raza Tlahuica, mi lengua es mexicana, uso huipil de lana y nadie me lo quita". Es la letra de la Danza de Las Tetelcingas, la cual fue compuesta por el profesor Abraham Rivera Sandoval y música de Tiburcio.
Esta danza se busca enseñarla a los niños y jóvenes a fin de evitar su extinción.
Somos indígenas
"Somos indígenas y estamos muy orgullosos de serlo", dijo la señora Eva, al mismo tiempo, señaló que la lengua que ellos habla es el Mösiehuali̱, una variante del náhuatl, el cual se ha ido perdiendo en la comunidad.
"Los jóvenes ya no quieren hablar el náhuatl, ya no quieren vestirse como antes, y eso da mucha tristeza, porque ya somos pocos quienes sí lo hacemos, y ya estamos viejos, pero espero que aún haya gente que esté interesada en seguir preservando estas costumbres y tradiciones, porque quien quiere aprender, no importa cómo sea".