Sitlali vio en Adolfo una oportunidad para salir de su casa, a sus 16 años ni siquiera había madurado como mujer, su figura delgada corroboraba que era una niña. Decidió solo “juntarse”, no alcanzó para casarse, ni siquiera sabía si estaba enamorada; dejó la escuela porque sus padres le dijeron que debía trabajar antes de estudiar.
Hasta hace algunos años, en México estaba permitido el matrimonio entre menores de 18 años, sin embargo, hoy en la legislación es necesario demostrar que se tiene 18 años cumplidos para acudir al Registro Civil y Morelos se ha sumado a combatir el matrimonio infantil cuyas consecuencias físicas, sociales y afectivas son evidentes.
No obstante, “las relaciones abiertas” es lo que hoy experimentan las nuevas parejas, porque acudir al registro civil implica pagar, juntar todos los documentos y luego esperar una fecha.
Además hay factores que han modificado las relaciones afectivas entre parejas; desde económicas, personales, y jurídicas; por lo que no es gratuito que a nivel nacional los matrimonios muestren una línea descendente desde 2010 hasta 2017.
Matrimonio en números
Aunque la palabra “matrimonio” genera una idea romántica de unión y convivencia entre dos personas, primero pensado entre hombre y mujer, en las primeras sociedades solo estaba destinado a los nobles para acrecentar poder y riqueza de las familias.
En México, el control de la unión lo tenía la iglesia, sin embargo, las ideas reformistas plantearon un registro civil a cargo de la autoridad, y en 1859 se promulgó la Ley del Matrimonio Civil, el cual por primera vez lo estableció de forma civil, como parte también de la promulgación de la Constitución de 1857, bajo el gobierno de Ignacio Comonfort, y posteriormente bajo el mando de Benito Juárez, como parte de las llamadas Leyes de Reforma, una idea que provino de Melchor Ocampo.
Matrimonio y mortaja...
Cabe decir que en Morelos desde 2016 ya no se permite el matrimonio civil a menores de edad, luego de las modificaciones al Código Familiar y al Código Procesal familiar, ya que ambas impiden la unión en menores de 18 años, aunque cuenten con el permiso de los padres.
En la Encuesta Nacional de Niñas, Niños y Mujeres (ENIM), realizada en 2015 por el Instituto de Salud Pública, la mayor frecuencia del matrimonio infantil fue en las zonas rurales. En Morelos, el Inegi informó que en 2016, nueve mil 871 mujeres menores de 18 años contrajeron matrimonio.
Los enlaces entre hombre y mujer fueron en su mayoría ante el juez, pero en los últimos años hay registros sobre todo a partir de 2017, de 39 casos de enlace civil de hombre con hombre y 35 de mujer con mujer. El Inegi encontró que hay más hombres casados que mujeres con el 36 por ciento contra el 34 por ciento de la población de 12 años en adelante.
Por el contrario, en un balance similar que hubo en 2017, se tienen registros de mil 221 divorcios, un poco mayor que en 2010, sin embargo, llama la atención que todas las separaciones fueron entre hombre y mujer,es decir, del total que se casó ese año, el 14 por ciento se separó, lo que significa que el 4.2 por ciento de la gente en Morelos busca casarse todavía; cifra de nupcialidad que no ha variado mucho desde 2010.
Cuernavaca y Cuautla son los municipios donde la gente acude con más frecuencia al registro civil, de la misma forma, en Cuernavaca, la gente se divorcia con mayor frecuencia, seguido de Jojutla.
El matrimonio en la Iglesia Católica
La iglesia católica tiene su propia definición de matrimonio, la cual no ha variado a lo largo de los años, "los protagonistas de la alianza matrimonial son un hombre y una mujer bautizados, libres para contraer el matrimonio y que expresan libremente su consentimiento. "Ser libre" quiere decir: no obrar por coacción; no estar impedido por una ley natural o eclesiástica.
Para esto la Iglesia considera el intercambio de los consentimientos entre los esposos como el elemento indispensable "que hace el matrimonio, si el consentimiento falta, no hay matrimonio".
Para que el "sí" de los esposos sea un acto libre y responsable, y para que la alianza matrimonial tenga fundamentos humanos y cristianos sólidos y estables, la preparación para el matrimonio es de primera importancia:
Recomienda instruir a los jóvenes de manera adecuada y oportunamente sobre la dignidad, tareas y ejercicio del amor conyugal, sobre todo en el seno de la misma familia, para que, educados en el cultivo de la castidad, puedan pasar, a la edad conveniente, de un honesto noviazgo vivido al matrimonio,
Los jóvenes, el fin del matrimonio
A diferencia de otros países, en México la mayoría de los jóvenes sí planea casarse.
Algunos de los jóvenes, cuestionados sobre ello, señalaron que la mejor edad en la que la mayoría estaría dispuesta a buscar una pareja para establecerse es de 25 a 30 años; un porcentaje menor opinó que sería mejor contraer matrimonio a la edad de 20 a 25 años.
Aunque la mayoría de jóvenes señaló que piensa en el matrimonio, la otra parte se dividió en que no le interesaba o le daba igual; entre los aspectos toman para esta decisión, es la madurez emocional, seguido de la "química" con la otra persona, o la empatía, y la estabilidad económica; fueron pocos quienes dijeron fijarse en el aspecto físico.
No obstante, sobre el matrimonio ante la ley o la iglesia, la mayoría prefirió decir que era mejor vivir en unión libre antes que firmar un documento. Los jóvenes antes de casarse piensan adquirir independencia económica como un requisito prioritario, también, quizás, terminar los estudios, y otros antes prefieren viajar por el mundo o encontrar el trabajo de sus sueños.
De la misma forma, una mayoría dijo que es importante casarse para tener una familia, pero también evaluaron que adquirir este compromiso a edad temprana no es lo ideal, sobre todo porque les falta vivir, madurar y conocer otras cosas.
Cabe señalar que las mujeres consideraron, en su mayoría, que casarse es importante, mientras que para los hombres no es tan relevante.