Una de las tradiciones mexicanas más esperadas al término de la época navideña e inicio del nuevo año, es el Día de la Candelaria, momento en que las familias se reúnen para disfrutar de unos ricos tamales acompañados de una bebida muy tradicional en el país, como es el atole.
A algunos les toca llevar los tamales o el atole y esto es gracias a que el 6 de enero –Día de los Reyes Magos- al comer la rosca de reyes les salió una figura del niños Dios o también conocido como un muñequito, siendo el 2 de febrero el día para cumplir con esta costumbre, tradición que tiene raíces prehispánicas.
De igual modo, en ciertos estados de la República cada 2 de febrero la feligresía presenta al niño Dios en el templo a los 40 días de su nacimiento, arropándolo con diferentes colores, dependiendo de las veces que se ha llevado a la iglesia, llevarlo a oír misa, después de lo cual, es colocado en un nicho donde permanecerá el resto del año. Mientras que en otros lugares del país sólo se acostumbra comer los tamales en familia, en el trabajo e incluso en la escuela.
La advocación mariana de la Virgen de la Candelaria o Nuestra Señora de la Candelaria tuvo su origen en Tenerife (España). Según la tradición, la Virgen se apareció en 1392 a dos aborígenes “guanches” que pastoreaban su rebaño. Ellos al llegar a la boca de un barranco, vieron que el ganado no avanzaba.
Uno de los pastores avanzó para ver lo que pasaba y vio en lo alto una pequeña imagen de madera de una mujer, como de un metro de alto. En la imagen, la señora portaba una vela en la mano izquierda y cargaba a un niño en el brazo derecho, mientras que el pequeño llevaba en sus manos un pajarito de oro.
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La Virgen de la Candelaria, patrona de Canarias, se venera en la Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria en Tenefire. No obstante, más adelante esta devoción se extendió y llegó también a América.
De acuerdo al vicario de la Diócesis de Cuernavaca, Tomás Toral Nájera, el Día de la Candelaria, coincide con la celebración de la presentación del Señor y la purificación ritual de la Virgen María.
Refirió que María y Jesús están siendo representados, no porque necesiten la purificación, Jesús es el hijo de Dios y María es la elegida de Jesús para ser su madre y ha sido concebida sin pecado por lo tanto no necesitan purificación, pero por esta tradición judía y católica se celebran ambas casos.
La fiesta es conocida y celebrada con diversos nombres: la Presentación del Señor, la Purificación de María, la fiesta de la Luz, la fiesta de las Candelas o de la Candelaria; todos estos nombres expresan el significado de la fiesta, representando el momento cuando María acompañada de estas candelas –velas- va rumbo a su purificación después del parto.
Esto al decirse que es la purificación de la madre porque según la tradición del levítico, la madre quedaba impura por el derramamiento de sangre al tener a su hijo. De tal manera que en ese sentido se celebraba la celebración del niño y la purificación de la madre que ha dado a luz.
Según el padre la tradición se ha ido deteriorado al paso de los años, ya que anteriormente encontrar al niño Jesús en la rosca de reyes significaba la bendición y la entregada de los tamales el 2 de febrero un obsequio por parte de sus “padrinos”, pero al día de hoy su importancia ha ido disminuyendo al referirse como muñequito al niño Dios.
Además, de que algunos laicos visten al niño de diferentes maneras y hasta personajes como superhéroes, luchadores y hasta porta la playera del equipo favorito de la familia, a lo cual considero esta importante costumbre se ha estropeado.
“No estoy de acuerdo en el sentido que alguien afirme que como es vestido la imagen del niño Jesús de un santo ahora lo pueda vestir de superhéroe porque al final la santidad se ve reflejada en la santidad de los santos y santas”, expresó.
El antecedente remoto de vestir al niño Dios data del siglo VI, cuando se comenzó a celebrar la Fiesta de la Purificación de la Virgen María y se presentaba al niño Jesús en el templo de Jerusalén, misma que se extendió luego a los países del Medio Oriente. Años después, está celebración llegó a Roma, donde pasó a formar parte de la letanía. Más adelante, en el siglo IX, se le agregó la ceremonia de bendición de las candelas, palabra de donde se deriva la fiesta de la Fiesta de la Candelaria.
En diferentes localidades del país se celebra el Día de la Candelaria, como por ejemplo el pueblo de Tlacotalpan, Veracruz. Ubicado a orillas del río Papaloapan, el 2 de febrero comienza con una misa en su honor al mediodía, luego se realiza un recorrido con la imagen por las calles principales del pueblo hasta llegar al muelle, donde se coloca en una piragua adornada con flores iniciando así una procesión a través del río.
La festividad en honor a la Virgen de la Candelaria también es venerada en el pueblo de la Candelario en Coyoacán, la cual se ve distinguida por el colorido de sus andas que se remontan a la época prehispánica. Elaboradas con flores naturales sostenidas por una estructura de madera, son su mayor vista de manera folklórica.
Los habitantes de esta zona, elaboran tapetes de aserrín pintado, acompañados de salvas de cohetes, castillos multicolores, su tradicional atolada (llamada así por la cantidad de atole de pinole, que es obsequiado a toda la gente para mitigar el frío de la noche) pueblos vecinos realizan caravanas con imágenes religiosas de los pueblos circunvecinos.
En San Juan de los Lagos, Jalisco; Soledad de Doblado, Veracruz; La Candelaria, Campeche; Zumpango del Río, Guerrero; Tacubaya, Ciudad de México; Mixcoac, Ciudad de Méxic; y Villa Purificación, Jalisco, son algunos de los lugares donde festejan a lo grande cada 2 de febrero.