En los últimos años, la Iglesia Católica ha tenido que adecuarse a nuevas realidades; en 2017, el sismo que sacudió a la entidad dejó graves daños en los inmuebles que, hasta la fecha, aún no han sido reconstruidos en su totalidad, lo que provocó que las celebraciones litúrgicas se realizaran en las capillas abiertas. Ahora, con la llegada del coronavirus a México han tenido que cerrar sus puertas y llevar las misas hasta las casas de los feligreses a través de las redes sociales, de manera virtual.
Una de las acciones que implementó la Iglesia en Morelos junto con el Episcopado Mexicano fue sustituir el saludo de paz con una reverencia, a partir del 1 de marzo. Y aunque la gente no pueda estar en las iglesias, no han dejado de estar atentas a la palabra del Señor, pues hasta el martes, la misa del obispo del domingo 29 de marzo tenía más de 2 mil 700 visualizaciones.
Antes de todo eso, las actividades litúrgicas y los auxilios espirituales no habían sido suspendidos, por lo cual la presencia de los fieles se mostraba de manera normal de acuerdo a un domingo. Algunos ya portaban cubrebocas, mientras que las bancas de Catedral se observaban llenas.
Pasadas dos semanas, la Diócesis de Cuernavaca, encabezada por el obispo Ramón Castro Castro, decidió celebrar las misas en todo el estado pero sin la presencia de los fieles.
Para ese entonces el público ya había disminuido de manera significativa. En su mayoría eran adultos mayores quienes portaban cubrebocas, recibían gel antibacterial antes de entrar a la iglesia y mantenían una distancia de un metro entre fieles.
El domingo 29 de marzo fue la primera misa dominical que el jerarca religioso ofició por internet, donde llamó a los fieles a quedarse en casa y acatar las medidas preventivas establecidas por las autoridades sanitarias.
Para los católicos ir a misa es el pan del cada día; pueden ser de manera personal o global, pero el deseo por estar más cerca de Dios no se olvida sin importar que las iglesias cierren sus puertas.
Esto ha recordado un poco la angustia que generó la influenza H1N1 hace una década, cuando se suspendieron todas las misas.