/ sábado 6 de febrero de 2021

[Especial] Les llamaron Pandemials

Una generación de jóvenes perdidos en el limbo del confinamiento que pospuso todos sus sueños

Si bien psicólogos y sociólogos han bautizado como “pandemials” a los niños que han nacido o que tienen menos de cinco años durante la emergencia sanitaria de Covid-19, el Foro Económico Mundial considera que el término viene mejor a los adolescentes y adultos jóvenes. En su estudio sobre los peligros inminentes para este año, ubican como el tercero el entramado de problemas de quienes desde la aparición del Covid-19 en el mundo, tienen entre 15 y 14 años de edad. Una generación que, sugiere el atlas, ya tenía las cicatrices de una crisis financiera prolongada por una década, un sistema educativo anticuado, la crisis climática y la violencia en muchas formas y regiones.

La pandemia de Covid-19 pospuso sus planes universitarios, laborales, empresariales y de entretenimiento; el aislamiento durante la contingencia sanitaria ha incrementado los niveles de estrés y ansiedad en este sector, aunado a modificar no solo su vida personal, sino también educativa, al pasar ya dos semestres a distancia.

Los jóvenes de esta generación representan la mayor proporción de pobres en el mundo, expone el Foro Económico Mundial, que remata: “La desilusión juvenil ha sido un problema aplazado y no reconocido”.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), más del 15 por ciento de jóvenes que estudian el nivel medio superior no regresarán a clases en el siguiente ciclo escolar.

En Morelos, el director del Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos, Eliacín Salgado de la Paz, informó que durante el tiempo que lleva la pandemia se ha registrado un aproximado del cinco al ocho por ciento de deserción escolar en estudiantes de nivel básico.

De acuerdo con el estudio de las Naciones Unidas ¿Por qué trabajar por y con las adolescencias en México? Recomendaciones en el contexto de la pandemia por Covid-19, en términos de salud mental se muestra que los trastornos más frecuentes entre la población adolescente son los depresivos.

Fernando Gutiérrez Gómez, de 15 años y amante de pasar su tiempo en internet, refirió que, antes de la pandemia, solo tenía planes de seguir estudiando y estar en sus cosas, jugar y salir con sus amigos, así como disfrutar los últimos meses de ser estudiante de secundaria.

Sin embargo, considera la situación actual como “rara”, en especial al estar todo el tiempo encerrado; “me desespero, a veces es difícil estar con toda mi familia, pero me ha enseñado a valorar y entender las cosas, como el dinero, la comida, los gastos que son en la casa, lo que lleva tener una casa”.

Para Elisa Hernández Salgado, de 15 años y estudiante de tercero de secundaria en Cuernavaca, lo que más deseaba antes de la llegada de la Covid-19 era sí terminar la escuela pero disfrutar su graduación a lo grande, comprar un vestido que se había imaginado por varios meses y poder despedirse de sus amigas en una gran fiesta.

Hoy el estar confinada en su hogar señala que ha sido complicado, particularmente las clases en línea, “a veces no entiendo, me estreso porque me dejan mucha tarea y por ver la preocupación de mis padres. Extraño a mis amigas, el Covid ha sido difícil”.

Pese a ello, Elisa desea concluir sus estudios para entrar a lo que considera será una mejor etapa, la preparatoria al estarla acercando un poco más a ser doctora y así poder ayudar a sus papás, “espero más adelante tener más oportunidades, que mis papás me sigan apoyando y yo pueda apoyar económicamente a mis padres”.

Matías Yáñez Martínez tiene 14 años, cursa el segundo de secundaria y su materia favorita es informática e historia, antes de la pandemia lo único que planeaba era seguir asistiendo a la escuela; el confinamiento le ha gustado al poder estar en su casa jugando videojuegos, su hobby favorito, aunque, reconoce, llega a ser aburrido y no le agrada que le dejen mucha tarea.

“Espero, no lo sé, tal vez solo terminar la secundaria y ver qué pasa. Sí tengo sueños, me gustaría trabajar jugando videojuegos, y espero sí hacerlo que tenga muchas oportunidad porque soy muy bueno jugando videojuegos”.

Finalmente, para Emma Cabañas Hernández, mamá de Elisa Hernández Salgado, la crisis sanitaria ha simbolizado un cambio de 180 grados, no solo al paralizar las ventas de su negocio, sino también porque está volviendo a aprender, siendo maestra y estudiante al mismo tiempo.

“Se me ha hecho difícil, ya que han cerrado las cosas, han subido los precios como de las verduras, carne, más que nada los productos de la canasta básica y ha sido difícil sustentar los gastos en la casa. Se me ha hecho complicado porque a veces no sé cómo explicarle la tarea a mi hija, no soy muy buena con la tecnología y eso me ha costado, he aprendido y admito que es el doble de trabajo”.

No obstante, Emma tiene la seguridad que su hija podrá terminar la escuela, al ser su prioridad apoyarla en todo momento, buscando alternativas para que no se retrase en sus tareas, y pueda comprender todo lo que se está viviendo y lo que se viene, “estaré siempre para guiarla, me quitaría el bocado de la boca para dárselo y así lo seguiré haciendo pero Elisa podrá alcanzar sus metas”.

Según datos del Censo de Población y Vivienda 2020, de una población total de 98 mil 829 en un rango de edad de 12 a 14 años, 23 están casados por el civil en Morelos, 4 por la iglesia y 26 por ambos métodos; de una población de 166 mil 654 de 15 a 19 años, 621 están casados por el civil, 219 por la religión y 196 por los dos.

La Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (ECOPRED) 2014, señala que entre las razones que tienen los jóvenes de 12 a 29 años para no llevar a cabo actividades escolares ni laborales, se encuentra el hecho de que en México no existen oportunidades de trabajo o no cuentan con el perfil para ser contratados, con 26.8 por ciento; seguido de los casos en que tienen a un familiar bajo su cuidado o se dedican a los quehaceres del hogar, con 25.2 por ciento.

Entre las razones que tenían los jóvenes para continuar con sus estudios, se encontraba su gusto por asistir a la escuela, con 55.8 por ciento; por su parte, 41.4 por ciento de quienes han dejado de estudiar, lo han hecho por cuestiones económicas.

El porcentaje de los jóvenes de 12 a 29 años que manifestaron tener amigos involucrados en al menos una situación propia de un entorno delictivo en Cuernavaca fueron el 30.5 por ciento, quienes han participado en actos de vandalismo, golpeado a alguien, portado un arma, robado, pertenecido a una banda violenta, sido arrestados, y/o participado en grupos criminales.

Mientras que el 13.4 de los jóvenes en este rango de edad alguna vez han portado un arma, han estado en una pandilla violenta, han cometido actos de vandalismo, o bien, han tenido problemas con la policía.

Otro dato dramático está en el rubro del empleo. Desde 1998, Morelos ha sido incapaz de crear los casi 19 mil empleos formales anuales que requiere para absorber a los jóvenes que dejan la escuela en niveles terminales de capacitación, bachillerato tecnológico o niveles profesionales. Y si bien en los 21 años previos a la pandemia el estado no generaba puestos de trabajo suficientes, hasta el inicio de la actual administración gubernamental, el estado sólo había cerrado el año con pérdida de empleos en las crisis de 2002 (514 puestos formales), y 2009 (941). Con muchos altibajos, el estado había pasado nueve años seguidos con una moderada generación de puestos de trabajo formal, no llegaba a la meta pero mostraba una capacidad de absorción de entre el 20 y el 50 por ciento de la demanda de trabajo presionada principalmente por los jóvenes.

Para el 2019, el estado cerró con la pérdida de 776 puestos de trabajo formal, de acuerdo con cifras oficiales del Instituto Mexicano del Seguro Social, que reportaron para el penúltimo trimestre del 2020 la pérdida de 6 mil 20 empleos formales, situación que deriva principalmente de la pandemia. Con ese número, el déficit de trabajos con prestaciones alcanza casi los 25 mil.

Si bien psicólogos y sociólogos han bautizado como “pandemials” a los niños que han nacido o que tienen menos de cinco años durante la emergencia sanitaria de Covid-19, el Foro Económico Mundial considera que el término viene mejor a los adolescentes y adultos jóvenes. En su estudio sobre los peligros inminentes para este año, ubican como el tercero el entramado de problemas de quienes desde la aparición del Covid-19 en el mundo, tienen entre 15 y 14 años de edad. Una generación que, sugiere el atlas, ya tenía las cicatrices de una crisis financiera prolongada por una década, un sistema educativo anticuado, la crisis climática y la violencia en muchas formas y regiones.

La pandemia de Covid-19 pospuso sus planes universitarios, laborales, empresariales y de entretenimiento; el aislamiento durante la contingencia sanitaria ha incrementado los niveles de estrés y ansiedad en este sector, aunado a modificar no solo su vida personal, sino también educativa, al pasar ya dos semestres a distancia.

Los jóvenes de esta generación representan la mayor proporción de pobres en el mundo, expone el Foro Económico Mundial, que remata: “La desilusión juvenil ha sido un problema aplazado y no reconocido”.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), más del 15 por ciento de jóvenes que estudian el nivel medio superior no regresarán a clases en el siguiente ciclo escolar.

En Morelos, el director del Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos, Eliacín Salgado de la Paz, informó que durante el tiempo que lleva la pandemia se ha registrado un aproximado del cinco al ocho por ciento de deserción escolar en estudiantes de nivel básico.

De acuerdo con el estudio de las Naciones Unidas ¿Por qué trabajar por y con las adolescencias en México? Recomendaciones en el contexto de la pandemia por Covid-19, en términos de salud mental se muestra que los trastornos más frecuentes entre la población adolescente son los depresivos.

Fernando Gutiérrez Gómez, de 15 años y amante de pasar su tiempo en internet, refirió que, antes de la pandemia, solo tenía planes de seguir estudiando y estar en sus cosas, jugar y salir con sus amigos, así como disfrutar los últimos meses de ser estudiante de secundaria.

Sin embargo, considera la situación actual como “rara”, en especial al estar todo el tiempo encerrado; “me desespero, a veces es difícil estar con toda mi familia, pero me ha enseñado a valorar y entender las cosas, como el dinero, la comida, los gastos que son en la casa, lo que lleva tener una casa”.

Para Elisa Hernández Salgado, de 15 años y estudiante de tercero de secundaria en Cuernavaca, lo que más deseaba antes de la llegada de la Covid-19 era sí terminar la escuela pero disfrutar su graduación a lo grande, comprar un vestido que se había imaginado por varios meses y poder despedirse de sus amigas en una gran fiesta.

Hoy el estar confinada en su hogar señala que ha sido complicado, particularmente las clases en línea, “a veces no entiendo, me estreso porque me dejan mucha tarea y por ver la preocupación de mis padres. Extraño a mis amigas, el Covid ha sido difícil”.

Pese a ello, Elisa desea concluir sus estudios para entrar a lo que considera será una mejor etapa, la preparatoria al estarla acercando un poco más a ser doctora y así poder ayudar a sus papás, “espero más adelante tener más oportunidades, que mis papás me sigan apoyando y yo pueda apoyar económicamente a mis padres”.

Matías Yáñez Martínez tiene 14 años, cursa el segundo de secundaria y su materia favorita es informática e historia, antes de la pandemia lo único que planeaba era seguir asistiendo a la escuela; el confinamiento le ha gustado al poder estar en su casa jugando videojuegos, su hobby favorito, aunque, reconoce, llega a ser aburrido y no le agrada que le dejen mucha tarea.

“Espero, no lo sé, tal vez solo terminar la secundaria y ver qué pasa. Sí tengo sueños, me gustaría trabajar jugando videojuegos, y espero sí hacerlo que tenga muchas oportunidad porque soy muy bueno jugando videojuegos”.

Finalmente, para Emma Cabañas Hernández, mamá de Elisa Hernández Salgado, la crisis sanitaria ha simbolizado un cambio de 180 grados, no solo al paralizar las ventas de su negocio, sino también porque está volviendo a aprender, siendo maestra y estudiante al mismo tiempo.

“Se me ha hecho difícil, ya que han cerrado las cosas, han subido los precios como de las verduras, carne, más que nada los productos de la canasta básica y ha sido difícil sustentar los gastos en la casa. Se me ha hecho complicado porque a veces no sé cómo explicarle la tarea a mi hija, no soy muy buena con la tecnología y eso me ha costado, he aprendido y admito que es el doble de trabajo”.

No obstante, Emma tiene la seguridad que su hija podrá terminar la escuela, al ser su prioridad apoyarla en todo momento, buscando alternativas para que no se retrase en sus tareas, y pueda comprender todo lo que se está viviendo y lo que se viene, “estaré siempre para guiarla, me quitaría el bocado de la boca para dárselo y así lo seguiré haciendo pero Elisa podrá alcanzar sus metas”.

Según datos del Censo de Población y Vivienda 2020, de una población total de 98 mil 829 en un rango de edad de 12 a 14 años, 23 están casados por el civil en Morelos, 4 por la iglesia y 26 por ambos métodos; de una población de 166 mil 654 de 15 a 19 años, 621 están casados por el civil, 219 por la religión y 196 por los dos.

La Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (ECOPRED) 2014, señala que entre las razones que tienen los jóvenes de 12 a 29 años para no llevar a cabo actividades escolares ni laborales, se encuentra el hecho de que en México no existen oportunidades de trabajo o no cuentan con el perfil para ser contratados, con 26.8 por ciento; seguido de los casos en que tienen a un familiar bajo su cuidado o se dedican a los quehaceres del hogar, con 25.2 por ciento.

Entre las razones que tenían los jóvenes para continuar con sus estudios, se encontraba su gusto por asistir a la escuela, con 55.8 por ciento; por su parte, 41.4 por ciento de quienes han dejado de estudiar, lo han hecho por cuestiones económicas.

El porcentaje de los jóvenes de 12 a 29 años que manifestaron tener amigos involucrados en al menos una situación propia de un entorno delictivo en Cuernavaca fueron el 30.5 por ciento, quienes han participado en actos de vandalismo, golpeado a alguien, portado un arma, robado, pertenecido a una banda violenta, sido arrestados, y/o participado en grupos criminales.

Mientras que el 13.4 de los jóvenes en este rango de edad alguna vez han portado un arma, han estado en una pandilla violenta, han cometido actos de vandalismo, o bien, han tenido problemas con la policía.

Otro dato dramático está en el rubro del empleo. Desde 1998, Morelos ha sido incapaz de crear los casi 19 mil empleos formales anuales que requiere para absorber a los jóvenes que dejan la escuela en niveles terminales de capacitación, bachillerato tecnológico o niveles profesionales. Y si bien en los 21 años previos a la pandemia el estado no generaba puestos de trabajo suficientes, hasta el inicio de la actual administración gubernamental, el estado sólo había cerrado el año con pérdida de empleos en las crisis de 2002 (514 puestos formales), y 2009 (941). Con muchos altibajos, el estado había pasado nueve años seguidos con una moderada generación de puestos de trabajo formal, no llegaba a la meta pero mostraba una capacidad de absorción de entre el 20 y el 50 por ciento de la demanda de trabajo presionada principalmente por los jóvenes.

Para el 2019, el estado cerró con la pérdida de 776 puestos de trabajo formal, de acuerdo con cifras oficiales del Instituto Mexicano del Seguro Social, que reportaron para el penúltimo trimestre del 2020 la pérdida de 6 mil 20 empleos formales, situación que deriva principalmente de la pandemia. Con ese número, el déficit de trabajos con prestaciones alcanza casi los 25 mil.

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