Cuernavaca es una ciudad con un gran clima, llena de naturaleza, arquitectura, historia y cultura. Especialmente, el centro de la capital es uno de los lugares más importantes y destacados, donde se concentran los espacios de entretenimiento y descanso para los morelenses y turistas.
Sin dudar, las cafeterías con amplias terrazas son de los lugares preferidos, y en la Ciudad de la Eterna Primavera desde hace más de 50 años han existido diversas que con el paso del tiempo se han convertido en lugares icónicos del centro.
En entrevista, el periodista Javier Jaramillo Frikas, nos brinda un recorrido por la nostálgica Cuernavaca de hace 55 años, aquella de la década de los sesenta y setenta que tuvo increíbles espacios y paisajes que fueron parte clave del turismo nacional e internacional.
"Hace 55 años, las cafeterías y restaurantes más importantes de la ciudad eran el Café Viena, que estaba en el Pasaje Caballero; La Parroquia que estaba en Las Plazas; Cafetería Villa Roma, ubicada a un costado del Teatro Ocampo, donde hoy es una conocida farmacia, que a la fecha ya están extintos. Y de los que quedan actualmente, Los Arcos de don Moisés Goldzweig, un restaurante que en aquella época era muy tradicional y se ubica frente a la Plaza de Armas; La Universal, de la familia Amieva que está en Las Plazas frente a Jardín Juárez y el café-bar Cuernavaca, que está en el triangulo donde desembocan las calles No reelección y Matamoros para convertirse en Galeana frente al kiosko de la ciudad. Y el Vienés, ubicado en Comonfort", expresó Javier Jaramillo Frikas.
¿Cómo eran la Plaza de Armas y el Jardín Juárez?
Javier considera que la mejor época de la Plaza de Armas fue hace 50 o 60 años, durante el gobierno de Norberto López Avelar (1958 - 1964) y Emilio Riva Palacio Morelos (1964 - 1970)
"Era un lugar bellísimo con una estatua de Cuauhtémoc y una fuente con peces de colores, con unas bolas de acero pegadas al suelo y el famoso Morelitos, una estatua de piedra del general Morelos sentado en una silla y ahí todos los niños íbamos a jugar".
Asimismo, recordó que a frente a Plaza de Armas, a un costado de Palacio de Cortés, había una gasolinera y un sitio de taxis. Otro de los lugares emblemáticos, es el Jardín Juárez, con su hermoso kiosko, un espacio de descanso para quienes visitan el centro.
"Hace 50 años, estaba el kiosko y las mismas refresquerías que vemos hoy, donde disfrutábamos de los jugos, licuados y las escamochas. Había también cuatro puestos de periódicos en las esquinas, recuerdo que uno era de la señora Elda Islas y otro del señor Lorenzo Vargas; la Banda de Música del Estado de Morelos tocaba y amenizaba las tardes, mientras la gente solía bailar danzón".
En aquella gran época, Cuernavaca, era el paraíso perfecto por su buen clima, por lo que era una visita obligada para quienes viajaban de Ciudad de México a Acapulco o Taxco y viceversa. Asimismo, se convirtió en la ciudad de las estrellas, pues muchos famosos solían visitarla, vacacionar o tener su casa de descanso. Por lo tanto, era muy común ver a personalidades del mundo del espectáculo y de la política, en las distintas cafeterías y restaurantes de la ciudad.
"En La Universal, en una de las mesas principales, solía sentarse el señor Sam Giancana, jefe de la mafia de Chicago, heredero de Alcapone. Él está en México aparentemente escondido, pero quienes lo resguardan eran los agentes del FBI en Cuernavaca. Tenía una casa en Tepoztlán y otra en Cuernavaca en lo que ahora es Díaz Ordaz y Atlacomulco; solía alternar sus visitas en La Universal y en el bar del Hotel Las Quintas".
También recordó que otro de los personajes que visitaba recurrentemente La Universal, era el abogado Bernabé Jurado mejor conocido como El abogado del diablo.
"Era un hombre encantador que se rodeó de mujeres muy guapas, actrices de la época.
Por su parte, Los Arcos siempre ha sido un punto de reunión muy importante, para los reporteros y periodistas de Morelos y de la Ciudad de México.
"Los Arcos eran prácticamente la cafetería de los periodistas, ahí nos reuníamos todos hace como 30 o 40 años, entre ellos Tere Durán, Guillermo Cinta y Pepe Peña. Asimismo, cada fin de semana, periodistas que empezaban a hacerse nombre en México visitaban Cuernavaca y llegaban a Los Arcos, por ejemplo, la entonces jovencita Carmen Aristegui, quien solía pedir su café capuccino y su pan de naranja, lo sé porque varias veces la acompañé; también estuvo ahí el caricaturista Rogelio Naranjo".
Otro de los personajes que visitaba Los Arcos era Antonio Socci, el hombre que inventó el nombre del taco acorazado.
