[Especial] Extrañará el Grito la Plaza de Armas

Este año no habrá verbena, las rechiflas y hasta los elotazos a los gobernantes

José Luis Rojas | El Sol de Cuernavaca

  · sábado 12 de septiembre de 2020

Froylán Trujillo | El Sol de Cuernavaca

Nunca nadie se imaginó, en más de 200 años, una plaza cívica vacía y en silencio en México durante un 15 de septiembre, cuando el sentimiento patrio se desborda, pero estio ocurrirá en este año 2020, al conmemorarse el 210 aniversario del inicio de la guerra de Independencia, en que obligados por la contingencia sanitaria los jóvenes y los no tan jóvenes no podrán acudir a la ceremonia del Grito de Independencia, ni a la capital del estado, ni a cualquier otro municipio donde se llevaba a cabo esta celebración, quedando acalladas las gargantas y canceladas "las guerritas de elotazos".

Para muchos de los inquietos jóvenes de las colonias populares de Cuernavaca, se perderán esta vez la oportunidad de enfrascarse en las guerras de elotazos y todo proyectil que encontraran a la mano con sus rivales del momento, cuando tras concluido el protocolo del grito comenzaban las rechiflas y mentadas para algunos gobernantes a manera de catarsis, de desquite del populacho, contra un mal u odiado gobernante, como le sucedió al perredista Graco Ramírez Garrido la noche del 15 de septiembre del 2016.


En esa fecha cívica, concluida la ceremonia del grito, comenzó la rechifla, los gritos de "fuera Graco", los insultos contra el gobernante, los abucheos que obligaron al mandatario a apartarse del balcón y a meterse a Palacio junto con sus invitados, quienes para "desquitar su coraje" degustaron una suculenta cena compuesta por exclusivos platillos y bebidas que al fin y al cabo para eso había ordenado a la secretaria de Hacienda, Adriana Flores Garza, que dirigiera un oficio a Paola Gadsden de la Peza, jefe de la Oficina de la Gubernatura el número SH/1585-2/2016, autorizando una "adecuación presupuestaria por 5 millones 250 mil pesos para festejos", según se difundió en algunos medios nacionales días después, ese fue el costo que pagamos los morelenses.

Quizá por ello, para que los indiscretos reporteros y comunicadores no dieran cuenta del dispendio y excesos del gobernante y sus séquito, no se les permitió el acceso al balcón para tomar las gráficas de tan emotiva ceremonia, y solo se autorizó que estuvieran presentes las cámaras del medio oficial, el Instituto Morelense de Radio y Televisión.

Algunos de los reporteros recuerdan a este respecto que con anticipación, en la administración del priísta Antonio Riva Palacio López, 1988-1994, en su primer año de Gobierno "algún acomedido" de su gabinete había "determinado" que dicho balcón de la derecha, que era ocupado por los reporteros y fotógrafos, iba a ser destinado para otros de los invitados del Gobernador, lo que llegó a oídos de su jefe de prensa, Arturo Serrano, quien de inmediato le comunicó al gobernante esta situación y su recomendación de no permitir esta censura a los medios de comunicación y tal determinación se desechó.

Pese a ser Riva Palacio López un gobernante con buena popularidad, no escapó en la ceremonia del grito del año 1991 a los desmanes de los vándalos, quienes en plena arenga a los héroes que nos dieron patria, lanzaron un elote, que uno de sus cercanos colaboradores logró evitar que golpeara al mandatario al atraparlo en el aire antes de que lo impactara.

A pesar de ello, como era su costumbre, Antonio Riva Palacio concluida la ceremonia escoltado por su equipo de seguridad, bajada a la explanada a saludar a muchos de los presentes, con lo que la tensión y posibles riesgos de "las guerritas de elotes" se aplacaba, lo que contrastó años después con sus sucesores, quienes comenzaron por no permitir que la gente se acercara hasta la entrada de palacio, colocando vallas de acero para seccionar los contingentes o impedir el libre acceso a la Plaza de Armas.

Pero este 2020 no habrá ni vallas, ni asistentes, ni comerciantes que vendan los tradicionales elotes utilizados como proyectiles y mucho menos quienes silben y griten cualquier reclamo o insulto al gobernante en turno, las más de tres mil personas que año con año llenaban la Plaza de Armas, así como los aproximadamente mil 500 vendedores que se apostaban en los alrededores y principales calles del Centro Histórico, no podrán hacerlo porque un virus mortal ronda el ambiente y se debe evitar todo riesgo de contagio, tocará al gobernante en turno, Cuauhtémoc Blanco Bravo y a sus colaboradores llevar a cabo una sencilla ceremonia protocolaria, pero nada más.

Ante ello surge la curiosidad si como en el año 2017, cuando era alcalde de Cuernavaca Cuauhtémoc Blanco, si le habrá de imprimir "un sello personal al Grito de Independencia", cuando no mencionó a Aldama ni a Mariano Matamoros, pero sí ponderó la autonomía municipal y lanzó un "Viva Cuernavaca", por lo que habrá que esperar a ver que se le ocurre al mandatario estatal.


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