La representación del nacimiento de Jesús es tal vez una de las tradiciones más antiguas que al mundo se refiere; a pesar de los años y la modernidad, no deja de estar presente durante la época navideña, ya sea debajo del árbol de navidad o a un costado, situando toda una réplica de este tan importante hecho, colocando imágenes o estatuillas de la Virgen María, José, los Reyes Magos, pastores, la estrella de Belén, el pesebre y el niño Jesús.
Este elemento tan representativo de la temporada navideña ha pasado de generación en generación, especialmente en familias que profesan la religión católica, utilizando hasta figuras que llegaron a utilizar sus antepasados.
En el Siglo V d.C., el Papa San Sixto III ya celebraba la Navidad con algunas representaciones del Nacimiento de Cristo realizados en una gruta semejante a la de Belén, que él mismo había mandado construir en una iglesia.
Sin embargo, San Francisco de Asís es considerado el creador de los Nacimientos, ya que durante el Siglo XIII quiso celebrar la Nochebuena con una representación con personas y animales del nacimiento de Jesús en la gruta de Greccio, Italia, con el objetivo de que pudieran comprender mejor las condiciones en las que sucedió.
Esta actividad gustó mucho a las personas que asistieron y se empezó a popularizar. Con el paso del tiempo, la falta de espacio obligó a sustituir a las personas y animales con figuras de madera o de barro.
Con la Conquista de América por los españoles, algunos frailes aprovecharon este recurso para enseñar a los indígenas el Misterio de la Navidad, quienes acogieron con gusto la idea y con el tiempo se hizo una costumbre que aún se practica.
El acontecimiento del nacimiento de Jesucristo es narrado en el Nuevo Testamento por dos evangelistas, Lucas y Mateo, dos de las fuentes bíblicas utilizadas en la celebración litúrgica de la Natividad. El pasaje del Evangelio es proclamado por la Iglesia católica en la Misa de medianoche, también conocida como Misa de Gallo.
Te interesa:
Recomendaciones para obsequiar un libro
[Especial] Guadalupe-Reyes, delicioso pretexto para los excesos
El pesebre se suele armar el 8 de diciembre en el marco del día de la Virgen Concepción Inmaculada de María, y se levanta el 2 de febrero tras presentar y bendecir al niño Dios en el templo.
En algunas casas mexicanas el nacimiento representa todos los pueblos donde María y José pidieron posada, por lo cual podrían considerarse toda una obra que se caracteriza por tener un toque artesanal y pintoresco, en ellos se incluyen motivos muy propios de la cultura indígena mexicana. No solo se colocan los personajes principales, también utilizan elementos como el heno, paja y musgo para el establo, así como figuras de guajolotes, xoloitzcuintles, nopales y magueyes.
Los personajes esenciales en los nacimientos son:
• María: Representa la fidelidad y el amor a Dios, mujer compresiva y bondadosa.
• José: Hombre que inspira obediencia y fortaleza.
• El niño Jesús: Rey de Reyes, guía espiritual, que se aloja en el corazón del hombre para transmitirle su amor al mundo.
• Choza: Representa sencillez y humildad.
• Buey: Su misión era mantener caliente con su aliento la cuna del niño Jesús. Sirve como ejemplo a los hombres para que mantengan en sus hogares un ambiente cálido y amoroso.
• Burro: Animal más humilde de la creación, motivo por el cual fue el elegido para acompañar a María y estar en el pesebre.
• El ángel: Simboliza la bondad, el amor y la misericordia.
• Reyes Magos: A través de sus obsequios (oro, incienso y mirra), le muestran a Jesús su naturaleza real, divina, así como su sufrimiento y muerte.
• Pastores: Representan la humildad, sencillez, servicio, ayuda y alegría de los humanos que cuidan con amor a su rebaño.
• Ovejas: Significan obediencia y docilidad, inspiran confianza.
• Musgo: Hierba que deja pisarse por todos los pies, sin importar su clase o posición.
• Estrella: Renovación. Representa la luz inagotable y refrescante que disipa las tinieblas para darnos esperanza.