A 67 años de que a las mujeres les fuera permitido por primera vez votar, en Morelos, se enfrenta una de las batallas más importantes rumbo al objetivo que persiguen millones de mujeres: votar y ser votadas, sin tener que caminar por una vereda manchada por la violencia política, tal como ha ocurrido años atrás y como sigue ocurriendo a pesar de ocupar el cincuenta por ciento de los espacios de elección popular.
La violencia política contra las mujeres se ha ido transformando en la forma en que se expresan, como si se adaptara o adecuara de tal forma que la lucha sigue siendo la misma, no dejar que lleguen, que aspiren, que decidan, coinciden activistas integrantes del Observatorio Electoral de la Paridad de Género.
“La violencia política contra ellas se exacerbó en 2015 cuando se declaró el cincuenta y cincuenta, sobre todo, de aquellos que se sentían dueños de partidos políticos. Finalmente la idea se asumió como: 'no importa que lleguen, las vamos a controlar'. Pero como no fue así y se encontraron con mujeres con resistencia y capacidades, fue entonces cuando la violencia se exacerba y se comparte”, señala Ariadna Urbina, integrante del Observatorio y responsable del estudio sobre las mujeres y las elecciones.
Fue con la llegada de las mujeres a cargos de sindicaturas y regidurías cuando los hombres comenzaron a hacer más evidente el uso de las instituciones como herramienta para ejercer violencia; “desde la orden de que el policía que les negara la entrada, hasta circunstancias conocidas como impedirles el acceso al cabildo, acceso a documentación y el propio ejercicio de sus funciones, con miras a ser denunciadas por no realizar sus funciones”.
Las mujeres que deciden participar por un cargo de elección popular se enfrentan a una serie de obstáculos no sólo al interior de sus partidos, sino también dentro del hogar en donde hasta el momento siguen sin alcanzar la democracia en donde pueda haber los mismos derechos y obligaciones.
Los “dueños” de los partidos políticos han ido evolucionando en sus formas de detener la participación de las mujeres, puesto que han sido capaces de utilizar mujeres funcionales, que son aquellas que aceptan el cargo en función de un hombre que está tras de ellas, sin una experiencia ni convicción política, lo que trae como consecuencia que en sus agendas la paridad de género prácticamente no exista.
“En sus partidos a pesar de que son más del 50 por ciento de la militancia, se les reciben los documentos pero no se les da una firma en la que diga que entregaron los documentos; se les dice que serán candidatas pero se les postergan, les dan largas, y finalmente les dicen que es imposible que se registren. Son obstáculos por debajo de la mesa; pero eso sí, las mujeres siguen contribuyendo en las campañas”, señala Ariadna Urbina.
En el ejercicio de la violencia contra la mujer, ningún partido se escapa “los de izquierda, derecha, centro, pequeños, grandes... todos, todos ejercen violencia; ninguno se salvó de tener una denuncia por parte de una mujer que entrevistaron”, asegura.
También se ha observado que la cultura patriarcal persiste en la sociedad en general, lo que ha impedido que en las votaciones las mujeres vayan a la cabeza. “Las mujeres no votan por mujeres, lo cual no quiere decir que no estén a favor de otras mujeres, sino en el caso de México y Morelos, la visión patriarcal permea por igual entre hombres y en mujeres; también hemos sido educadas para ver a los hombres como el centro, el que tiene la razón, los que sí saben”, sentencia Urbina.
Tras la elección de 2018 en Morelos de las 33 presidencias municipales, de acuerdo con datos del Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac), sólo seis mujeres encabezan los cabildos, es decir, casi el 20 por ciento, es el caso de Zacatepec con Olivia Ramírez Lamadrid, del Partido Nueva Alianza (PNA); en Tlayacapan, María del Carmen Pochotitla Tlaltzicapa, del Movimiento Regeneración Nacional (Morena); en Totolapan, Luz Dary Quevedo Maldonado, que repitió en el cargo por el Partido Acción Nacional (PAN); Temixco, Jazmín Juana Solano López, Morena; y Mazatepec, Maximina Trinidad Pérez Coria, por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Bajo la paridad aplicada en las fórmulas horizontales y verticales obligadas en 2018 en las sindicaturas son 27 las que ocupan la posición en diferentes municipios.
En donde las mujeres representan el 70 por ciento de los espacios es el Congreso del estado con 14 de 20 posiciones; seis fueron por votación directa como es el caso Alejandra Flores Espinoza, en el Distrito I; Erika García Zaragoza en el Distrito IV; Ariadna Barrera Vázquez en el Distrito VI; Elsa Delia González Solórzano en el Distrito VIII; Keila Celene Figueroa Evaristo en el Distrito IX; y Maricela Jiménez Armendáriz en el Distrito XII.
Asimismo, ocho alcanzaron una curul por la vía plurinominal como en el caso de Dalila Flores Sandoval por el PAN, Rosalina Mazari Espín del PRI, Rosalindo Rodríguez Tinoco del PRD, Tania Valentina Rodríguez Ruiz del PT, Ana Cristina Guevara Ramírez de MC, Blanca Nieves Sánchez Arano de PNA, Josefina Díaz Roca por el PSD, y Cristina Xochiquetzal Sánchez Ayala de PH.
Si bien los resultados de la incansable lucha por los derechos políticos de las mujeres han sido bastos, el camino aún es largo dice Urbina “falta consolidarse, la paridad total se alcanzará cuando las mujeres que estén en sus cargos sociales y políticos hayan logrado incorporar en sus agendas a más mujeres”.
A treinta años de la creación del INE
En 1990 se ordenó la creación del Instituto Federal Electoral (IFE) ahora Instituto Nacional Electoral (INE), a fin de contar con una institución imparcial que diera certeza, transparencia y legalidad a las elecciones federales.
Al momento de su fundación, el Consejo General, máximo órgano de dirección del IFE, estaba compuesto por el presidente del Consejo General, que era el secretario de Gobernación, así como seis consejeros magistrados, personalidades sin filiación partidista con una sólida formación académica y profesional en el campo de derecho, propuestos por el presidente de la República y aprobados por las dos terceras partes de la Cámara de Diputados.
Asimismo, también contaba con el director y el secretario general del Instituto, dos diputados y dos senadores (representantes de los dos grupos parlamentarios más numerosos en cada Cámara), así como un número variable de representantes partidistas que se fijaba de acuerdo con los resultados que obtuvieran en la última elección.
Tras su creación, El Instituto Nacional Electoral ha logrado su autonomía, lo cual ha permitido generar confianza de la población en dicho organismo para la elección de autoridades, también ha creado áreas que permiten transparentar recursos, y principalmente, se aseguran las condiciones de equidad y civilidad en las campañas electorales.
Desde su creación, ha permitido validar las elecciones de diputados y senadores, así como la expedición de ganadores de estos cargos, además de que ha permitido establecer topes a los gastos de campaña; también reforzó su autonomía e independencia al desligar por completo al Poder Ejecutivo su integración y se reservó el voto dentro de los órganos de dirección para los consejeros ciudadanos.
Para el año 2007 se fortaleció la confianza y la credibilidad de la ciudadanía en las elecciones federales, además de que se reguló el acceso de los partidos políticos y las autoridades electorales a los medios de comunicación, además de promover la participación ciudadana en las elecciones; y se aseguraron las condiciones de equidad y civilidad en las campañas electorales, así como el transparentar el proceso de organización y difusión de los resultados electorales, Asimismo, se creó la Contraloría General y una Unidad de Fiscalización.
Por otra parte, de acuerdo con las autoridades del Instituto Nacional Electoral, en México se han logrado avances que se reflejan en el sistema electoral, como la autonomía de las autoridades electorales a través de las y los consejeros ciudadanos, así como del Servicio Profesional Electoral Nacional (SPEN).
Además, se cuenta con procedimientos que dan certeza en las elecciones como el sorteo para elegir a funcionarios de casilla, lo cual ha permitido la construcción y blindaje de padrón electoral.
A 67 años
De acuerdo con información oficial, el derecho al voto de la mujer en México comenzó el 12 de febrero de 1947. Pero no fue hasta el 17 de octubre de 1953 que se publicó el decreto en el Diario Oficial de la Federación del Decreto de adición al artículo 115 para permitirles la participación como votantes y como candidatas, quedando establecido que: “En las elecciones municipales participarán las mujeres, en igualdad de condiciones”
Fue el 3 de julio de 1955, hace 64 años, cuando las mujeres en México sufragaron por primera vez en una elección federal. Lo anterior, derivado de la promesa de campaña que hiciera dos años antes el entonces candidato presidencial Adolfo Ruiz Cortines
Fue el 17 de octubre de 1953, una vez superado el trámite legislativo, el Presidente Ruiz Cortines promulgó las reformas constitucionales para que las mexicanas gozaran de la ciudadanía plena.
En las elecciones federales de 1955, las mujeres acudieron por primera vez a las urnas a emitir su voto. En esa ocasión se elegía a diputados federales para la XLIII Legislatura.
Con información de Ofelia Espinoza
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