Como si se tratara de una cápsula del tiempo, habitantes de antaño de Cuautla, que hoy tienen entre los 70 y 80 años, nos comentan con gran nostalgia cómo era el centro de la ciudad en diferentes épocas. Hablan principalmente del cambio sufrido a partir de la postrevolución mexicana de 1910, viviendo muy de cerca el paso de una ciudad meramente campesina, en la que la gente común como ellos vestían con ropa de manta confeccionada de los costales de harina, sin ningún tipo de ropa interior, con sombrero, hasta llegar a la ciudad que es hoy, con la inevitable llegada de la modernidad.
En el año de 2012, Cuautla recibió el título de Heroica Ciudad de Cuautla, Capital Histórica de Morelos, por parte del Congreso del Estado, después de ser escenario, junto con el protagonismo de sus habitantes, de las dos grandes batallas que marcaron la historia del país: la lucha por la Independencia y la Revolución Mexicana.
El centro histórico cuenta con 19 edificaciones y 52 manzanas construidas entre los siglos XVI y XIX que forman parte de esa Zona de Monumentos Históricos decretada el 28 de noviembre de 2012 durante sus últimas horas de gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa.
“Es esta zona del municipio de Cuautla, el corazón del desarrollo de la demarcación, no muy valorada por nuestras autoridades y habitantes, las primeras no han trabajado en sacar provecho de nuestra riqueza histórica, y los segundos por ignorancia o desconocimiento, tampoco han sabido aquilatar lo hecho por nuestros antecesores, ese sacrificio que los llevó a ofrendar su propia vida para tener lo que hoy tenemos”, señalan los entrevistados.
La transformación
Cuautla es un lugar meramente de comercio, de pasado agrícola que a la fecha ha disminuido de manera considerable por la propia mancha urbana. “Su abundante agua, el sol y la tierra fértil, fueron y siguen siendo sus tres bendiciones; ¿qué por qué se cosecha el mejor arroz del mundo aquí? Por esas tres características que hacen que esta planta crezca y de lo mejor de sí”, señala el profesor jubilado Ismael Ocampo Jaime, quien a su retiro de la docencia que ejerció en varios pueblos de la región en el nivel primaria, se ha dedicado a recopilar información histórica de la ciudad en la que nació, contando un legado fotográfico envidiado por muchos.
“Cuautla ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, mucha gente vino de fuera a vivir aquí, a poner sus negocios; de los de aquella época de mi niñez, de 1950 hacia acá, ya quedan pocos en el centro, muchos han cambiado de giro”, comenta.
Los sobrevivientes
A escasos 9 años de que el jefe revolucionario Emiliano Zapata Salazar firmara el Plan de Ayala en 1911, abrió sus puertas uno de los negocios más antiguos que a la fecha subsisten, la Botica La Guadalupana de la familia Aguilar.
En este lugar las familias cuautlenses acudían y todavía a la fecha, en busca de aliviar sus malestares; sus propietarios brindaban atención médica mediante la medicina alternativa, y décadas más adelante, a mitad del siglo XX, introdujeron la medicina de patente.
Otro de los negocios que se mantienen en pie es la abarrotera La Puerta del Sol, ubicada en el exterior del mercado Cuautla sobre la calle Miguel Ramírez, esquina con Villagrán, así como el Hotel Morelos, el cual vivió en carne propia los efectos de la revolución, “siendo incendiado durante el sitio que encabezó Zapata, como la mayoría de los inmuebles que estaban en esa época, incluido el Palacio Municipal”, agrega el cronista Samuel Hernández Beltrán. Muchos cerraron, otros se remodelaron o cambiaron de giro.
No se deja de lado la cantina La Brisa, entonces llamada Lluvia de estrellas, comercio que se comenta, fue punto de reunión de Zapata con Otilio Montaño para afinar el Plan de Ayala.
Mercado Cuautla
Sobre el mercado Cuautla, pobladores de antaño recuerdan que es primero que tuvo la ciudad y subsiste desde principios del siglo pasado.
Uno de los negocios que tiene cerca del medio siglo en su interior, es el que encabeza Efraín Núñez, personaje que reconoce “no soy de Cuautla, pero llegué muy joven, antes de los 18 años y aquí me establecí; gracias a mi negocio que ahora es de trajes típicos, he podido sacar adelante a mi familia, le di profesión a siete de mis 9 hijos”, comentó entusiasmado.
Don Efraín, con sus más de siete décadas de vida y más de 50 en el comercio, llegó a ser funcionario municipal, al ocupar el cargo de regidor de Hacienda durante la administración pública que encabezó en dos años de gobierno, Martín Garduño Amaga, de junio de 1985 a junio de 1987.
Es el único de los presidentes municipales de Cuautla que dejó la silla antes de cumplir su mandato por decisión de un grupo de ciudadanos que llegó hasta la presidencia para literalmente sacarlo de las greñas; “era un presidente que no se abría al pueblo, le decían el collares por las prendas que traía consigo, era de trato déspota y eso fue parte de la razón que hizo que la gente lo sacara del Ayuntamiento”.
Cierre a la circulación vehicular en el Zócalo
En su papel como integrante del cabildo, recuerda Efraín Núñez, “fue cuando se tomó la decisión de cerrar el paso vehicular por el zócalo; antes era una vía de tránsito que pasaba enfrente de la templo de Santo Domingo y del propio Palacio Municipal, donde los vehículos hacía un recorrido en “U” hasta salir a la calle de Guerrero, donde a la fecha se ubican las funerarias López, de las primeras en establecerse en Cuautla”.
Esa obra marcaría un parteaguas en la vida comercial de Cuautla, pues con el lugar ya cerrado al tránsito vehicular, se propició que el centro fuera invadido por el ambulantaje, siendo a la fecha, una de las principales demandas de los locatarios hacia las autoridades, pese a la declaratoria de Zona de Monumentos Históricos que prohíbe este tipo de situaciones y que la han puesto en riego de perderse de acuerdo a la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.