La mayoría no quiso esperar: en Cuautla, gran parte de los establecimientos comerciales decidió reabrir sus puertas a principios de mes, ignorando la fecha propuesta para las autoridades para el reinicio de actividades después de la cuarentena del Covid-19.
Algunos lo consideraron necesidad. Con apoyos insuficientes para sostenerse en estos tiempos difíciles, hoy se enfrentan a un panorama todavía incierto: sus puertas han abierto o están por hacerlo, pero el virus está lejos de desaparecer.
“La gente se queda en casa por miedo a contagiarse, porque ahorita está la etapa más difícil”, dice Elia Cruz, propietaria de un negocio de antojitos mexicanos en la colonia Morelos. Hace sólo un día que Elia volvió a levantar las cortinas de su local y esta hora del mediodía, en la que debería haber varias personas almorzando, está vacía.
Esperar es difícil, pero no imposible
Para el restaurante La Bodega fueron tres meses difíciles, pero hoy se prepara para reabrir sus puertas con optimismo. Su propietario, Silvestre Torres, es uno de los pocos empresarios que no sólo decidió esperar hasta que llegara el 15 de junio, sino esperará tres días para reanudar su servicio. Las cosas, sin embargo, no volverán a ser las mismas.
Al reabrir sus establecimientos, los empresarios de la ciudad implementaron medidas de sanidad que buscan evitar posibles contagios de Covid-19 en sus instalaciones. En La Bodega, como en otros sitios, el personal recibirá a los consumidores con gel antibacterial y sanitizante, además de un dispositivo que permite medir la temperatura de forma inmediata y, en este sitio en particular, un lavabo recién instalado que permitirá a la gente lavarse las manos al entrar.
“Nos preocupamos por nuestros comensales, pero también por nuestros colaboradores y, en ese sentido, no quisimos arriesgarnos”, explica Torres.
Menos personal
En la reanudación de sus actividades, algunos establecimientos comerciales tienen menos trabajadores que antes. Durante la contingencia sanitaria, ciertas empresas tuvieron que cesar temporalmente a sus empleados y éstos, a su vez, buscaron otras fuentes de ingresos. En La Bodega, el regreso contará con la colaboración de 22 personas, cuando antes de la cuarentena había 31 trabajadores.
Aun si tuvieran el mismo personal, negocios como este, o como el gimnasio de Constantino Gómez, en el Centro Histórico, han reducido su capacidad buscando preservar la sana distancia entre sus clientes.
“Por ahora vamos a trabajar así; esperemos que con el tiempo podamos empezar a recibir más gente”, espera Gómez.