Enclavada en la cálida zona Surponiente de Morelos, la apacible Laguna de Coatetelco pertenece al primer municipio indígena de esta entidad, aunque hasta 2018 formaba parte de Miacatlán; el lugar dista a menos de una hora de Cuernavaca, donde convergen la cultura, la tradición, la religión y una especial gastronomía.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Coatetelco viene del náhuatl que significa “lugar de las serpientes en los montículos de piedra” o “lugar donde hay montículos erigidos en honor a las serpientes”. Además, la Laguna de Coatetelco forma parte de los asentamientos de la cultura Tlahuica y Náhuatl, cuenta con un sitio Arqueológico del preclásico tardío 500-150 antes de Cristo.
LEYENDAS
Hay dos leyendas que envuelven el origen de esta laguna: La Leyenda de Cuauhtlitzin, la historia de una doncella que fue expulsada de Xochicalco, y la Leyenda de la Tlalchana, una sirena que suele aparecer y con su canto cautivar o asustar a los que la escuchan.
La historia oral de los mayores cuenta que Cuauhtlitzin, fue una princesa sacerdotisa del Dios Quetzalcóatl, que, para salvar a su aldea, atacada por la tribu Mexica, en la disputa por las fértiles tierras se quitó la corona de flores blancas de cazahuate y las esparció tras el paso de su gente surgiendo la Laguna de Coatetelco y salvándolos de la dominación y sufrimiento.
Por ello, en su honor cada año en el mes de junio acuden a rendir homenaje y esparcir flores por la laguna, sin embargo, cabe menciona que éste es un sincretismo religioso en el que mezcla la tradicional feria patronal en honor a San Juan Bautista con la leyenda de Cuauhtlitzin.
Otra de las leyendas que envuelven el origen de esta laguna es una que cuentan pescadores; aseguran que en estas apacibles aguas apareció una singular y hermosa mujer, quien de la cintura para abajo era pez, La Tlalchana, quien fue una sirena de agua dulce que formó esta laguna para quedarse, y dicen, entre los murmullos y el viento se escucha su hermoso canto, pero hay quienes la escuchan llorar y lamentarse.
Los pescadores
El presidente de la Unión de Pescadores de los dos lagos, Coatetelco y El Rodeo, Abel Galicia Santana, señaló que son más de 60 familias dependientes de la pesca, además de otros 20 furtivos, por lo que aseveró lograr el reconocimiento y permiso oficial de Comisión Nacional de Pesca, les llevó un tiempo de dos años.
Precisó que regularizar y ampliar el número de pescadores de 24 a 60 era necesario y por ello requerían estudios de factibilidad en las dos lagunas para asegurar que la laguna tenía la capacidad de soportar esa cantidad de pescadores; sin embargo, “el Comisionado Nacional de Pesca firmó los permisos desde Mazatlán”.
Asimismo, expuso que para sobrevivir de la pesca, cada pescador obtiene un promedio de 15 kilos diarios, aunque mucho depende de la temporada, tanto la producción como la venta, puesto que “ahorita el kilo de mojarra esta en 30 pesos”, pero la pagan mejor en el periodo de Semana Santa cuando hay más demanda.
Los pescadores salen de las 17:00 horas hasta las 8:00 horas del día siguiente, porque la demanda del mercado local es que el producto sea fresco, y de ser mejor “el negocio es que el pescado esté vivo”, por lo que deben trabajan durante la noche, mientras que en el día solo es pesca deportiva o recorridos a turistas.
Aunque en esta laguna se produce mojarra, se encuentra también lobina y langostino en menor cantidad, pero ello depende de la siembra, además la lobina y langostino es más cara, por lo que la mayor inversión en la siembra es en mojarra.
Cabe señalar que con el permiso de pesca, el Gobierno subsidia el 30 por ciento de la siembra y los pescadores poner un 70 por ciento que juntan de cooperación, incluso algunas veces reciben apoyo de algunos políticos; “queremos probar la siembra de langostino, pero es muy caro y con trabajos juntamos para comprar la cría de mojarra”, confiesa Abel Galicia.
Conflicto de intereses
Los pescadores se oponen a que se drene la laguna para bajar el nivel que ha recuperado la laguna en los últimos años, como lo han demandado los dueños de las palapas, restaurantes y viviendas asentadas en la zona lacustre, pero se niegan a reconocer que invadieron, por lo que en 2017 se vieron afectados por inundaciones.
No obstante, coinciden pescadores y restaurantero que es falso que la laguna esté contaminado, puesto que tanto los estudios del agua como el análisis de las mojarras demostraron el error de las acusaciones respecto a la Laguna de Coatetelco.
La mayoría de los palaperos consume mojarra de fuera, ya que la mojarra de la “enhielada”, es decir del Lago, es más pequeña y ellos lo que buscan es mojarra grande, y la más grande en la laguna llega a ser de tres por kilo, sin embargo, aseguraron cada palapa tiene fosa séptica ante la falta de drenaje, por lo que no hay descargas.
El mercado de los pescadores es local, se consume en la población de Coatetelco y las cabeceras municipales de Miacatlán, Mazatepec, Coatlán del Río, Xoxocotla y Puente de Ixtla, la gran mayoría de estas mojarras se venden preparadas en tamales envueltos en hojas de maíz y que se cocen sobre el comal o directamente en las brasas de carbón.
De las 52 palapas que había antes de las inundaciones del agosto de 2017, sobrevivieron 35, quienes levantaron sus establecimientos, rellenaron los predios y volvieron abrir sus puertas.
El platillo principal es la venta de mojarras y mariscos a la carta, desde la tradicional frita, al mojo de ajo, al ajillo, en chile ajo, en tamal y caldo, o el rico tamal o caldo de bagre. Entre otros platillos de la cocina mexicana como cecina, sopes, tostadas.
El Festival del pescado
En noviembre se celebra el Festival del Pescado, este año será la edición XXIX y la primera que se celebre como Municipio Indígena, por lo que es la oportunidad para disfrutar no solo de la rica variedad de platillos, actividades culturales y exposición de artesanos el ritual de danzas prehispánicas, chínelos, entre otras actividades a las que abren sus puertas los anfitriones de la localidad.
Por todo ello, que no te sorprenda que como en cualquier centro turístico lleguen los artesanos, ofreciendo sus productos de barros, bisutería, dulces típicos, tamales de tamarindo o de ciruela, fruta de la región, semillas, sobreros y abanicos, entre otras cosas.