Los monumentos y figuras de mujeres y hombres se colocan como emblema de un periodo, para reconocer a quienes destacan en varios ámbitos y se convierten en memoria histórica. En Cuernavaca hay un número indeterminado de estatuas, bustos y espacios destinados a este propósito, pero ha sido tal el abandono que no se sabe cuántos hay o de qué personajes se trata lo que ha traído como consecuencia la vandalización, el robo y su destrucción, como el caso de la plaza de los Gobernadores o la figura ecuestre que era el símbolo de entrada a Morelos.
De acuerdo con el cronista de la ciudad Valentín López González Aranda desafortunadamente prevalece la falta de interés de la autoridad responsable que no considera relevante invertir en esos lugares, que se suma al poco respeto de los ciudadanos.
Este tipo de figuras o emblemas se colocan sobre todo para ensalzar o recordar la trayectoria de los personajes en el ámbito político, social e histórico. Recordó que, en el caso de los bustos de los gobernadores del estado, desde el periodo de Vicente Estrada Cajigal hasta Armando León Bejarano, “estaban allí todos los exmandatarios de ese periodo, pero eran vandalizados; finalmente optaron por quitarlos, les dieron los bustos a cada una de las familias y pusieron medallones, pero también se los robaron”. Hoy en ese lugar solo quedan los huecos que una vez ocuparon esas figuras, sin manteamiento el lugar y en completo abandono, que sirve como espacio para puestos de comerciantes ambulantes.
Resaltó que no es tanto por falta de respeto por la historia o molestia por estos personajes, más bien se trata de ladrones que, por vender parte de esas piezas, piensan que pueden obtener alguna ganancia económica por el bronce o el metal que tienen esas figuras, igual que con quienes roban los medidores.
Estas figuras y estatuas de bronce gradualmente han ido perdiendo su autenticidad; si bien la mayoría está en pleno deterioro, hay otros que han desaparecido y se han olvidado, como la figura de Melchor Ocampo, que estaba en el parque del mismo nombre, la escultura de María Félix; vandalizaron el Cri-Cri que estaba en el parque del mismo nombre. En esencia, poco a poco, las nuevas generaciones ya no le dan el lugar a este tipo de figuras o estatuas.
Y así ocurrió con la figura ecuestre que estaba ubicada en la entrada a Morelos por la parte norte, sin darse cuenta cómo, pero los ladrones pudieron llevarse al menos 700 kilos de bronce de una figura que pesaba 2 y medio toneladas de bronce, ya no tenía la cabeza, parte de las patas y la cola, incluso la cabeza del caballo.
Aunque la escultura no está perdida, porque a tiempo fue rescatada y levantada, hoy permanece en una bodega en Civac; aunque en la pasada administración intentó hacer la restauración de la pieza, desafortunadamente es muy costosa la reparación y solo lo podía hacer el autor original, aunque son tres pero el principal es Ernesto Tamariz, su hijo Eduardo Tamariz, y Artemio Silva.
Su historia comienza en 1953, cuando el gobernador Rodolfo López de Nava, con motivo de la recién inaugurada autopista México-Cuernavaca, mandó colocar en los límites del Estado de Morelos y el Distrito Federal, el monumento de Morelos, el cual señalaba con su brazo extendido el camino en dirección al sur.
Pero 32 años después, en 1985 el gobernador Lauro Ortega Martínez, ordenó quitar ese monumento sin saber hasta la fecha su paradero, para sustituirlo por una estatua ecuestre de bronce. Todo sin medir las consecuencias de que se la pudieran robar por el atractivo material. Y así sucedió, 31 años después, en el 2016, la estatua de bronce fue vandalizada una noche, ya que trataron de desprenderla de su pedestal para robársela, dejándola hecha pedazos. Al siguiente día el gobernador Graco Ramírez acompañado de otras autoridades, acudió a verificar el atentado y se comprometió a reponer la escultura destrozada, para sustituirla por otra idéntica y que la hiciera el mismo escultor que había hecho la anterior. Han pasado más de 6 años y la estatua ecuestre de Morelos no ha sido restituida.
El mes de febrero pasado de este año el senador por Morelos, Ángel García Yáñez, presentó ante el pleno el exhorto para que el gobierno estatal pudiera hacer una reparación completa de la obra como un punto atractivo y simbólico de puerta de entrada a la entidad. Su llamado se perdió, aunque con sus propios recursos limpió y pintó el lugar dándole el manteamiento que necesitaba junto con gente de la localidad.
En ese llamado decía que en ese lugar donado por el gobierno federal, tuvo en su inicio una figura colosal de José María Morelos y Pavón de siete metros de alto, que con su brazo derecho y el dedo índice señalaba hacia la entidad que lleva su nombre. Fue inaugurada el 15 de septiembre de 1954, debido a su deterioro fue demolida y sustituida por una escultura ecuestre de Morelos en bronce, pero en diciembre del 2012 fue vandalizada.
Valentín López González asegura que hoy no existe un inventario sobre cuántas figuras hay, en qué situación se encuentran y cómo pueden ser restituidas o rescatadas, porque muchas de ellas tienen que ser reubicadas por una situación de riesgo, pero hasta hoy a nadie parece interesarle el destino que tengan todas estas estatuas o imágenes de hombres y mujeres que simbolizan la historia de la entidad.
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