Desde que Cuauhtémoc Blanco se hizo cargo de la administración de Morelos, en la entidad se han cometido dos mil 935 homicidios dolosos, con una notoria tendencia a la alza, según reportes del Secretariado Ejecutivo del Consejo Nacional de Seguridad Pública que registran para el año que concluyó mil 35 de estos crímenes.
El octubre de 2018, Blanco asumió la gubernatura del estado y nombró comisionado de Seguridad Pública al vicealmirante José Antonio Ortiz Guarneros, quien prometió un reforzamiento de la estrategia de seguridad pública. Durante los tres meses que quedaban de ese año el estado registró 187 homicidios dolosos.
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En enero de 2019 se instaló una mesa de seguridad estatal, en paralelo con la del gobierno federal. La mesa sesiona casi todas las mañanas, pero en su primer año de existencia fue incapaz de detener los asesinatos en el estado, que alcanzaron la cifra de 911, es decir, 31.5% más de los 693 que se registraron durante 2018.
En 2020, el cierre de actividades derivado de la pandemia favoreció al abatimiento de los homicidios dolosos, que alcanzaron sólo 802, una reducción de 12% respecto del año anterior.
Sin embargo, para el 2021 y pese a la ligera disminución de 4% en los homicidios dolosos los registros para Morelos alcanzaron los mil 35; lo que significa un incremento de casi 30% respecto del año anterior, y de 113% respecto a los 480 asesinatos que se registraron hace seis años, en 2015.
El homicidio doloso es el que se comete con el conocimiento y la intención de hacer daño a la víctima. En el caso de Morelos representa la mayor cantidad de homicidios cometidos en el estado. Durante el 2021, 755 personas fueron asesinadas con arma de fuego; 33, con arma blanca; y 247 con otro elemento.
Respecto de la progresión, las cifras del Secretariado Ejecutivo muestran una tendencia a la alza desde el primer año de su registro: el 2015, cuando se contabilizaron 480 homicidios; el año siguiente la cifra alcanzó los 586; para 2017 el registro llegó a los 575; el año siguiente se alcanzaron los 693.
Durante prácticamente todo ese periodo la Comisión Estatal de Seguridad Pública del estado estuvo a cargo de Alberto Capella Ibarra, quien desde entonces era señalado de presuntos pactos con grupos delictivos por quien era alcalde de Cuernavaca y después sería gobernador, Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Una de las promesas en materia de seguridad pública del candidato Cuauthémoc Blanco fue modificar la estrategia, desaparecer el Mando Único y establecer un Mando Coordinado con la cooperación de los ayuntamientos y la Comisión Estatal de Seguridad Pública.
El convenio de Mando Coordinado se signó en 2019, pero el incremento en los índices de violencia y homicidios dolosos en el estado generaron quejas de los alcaldes que se pronunciaron por revisar la estrategia e incluso amenazaron con salir de la misma.
Para las elecciones de 2021, las condiciones de violencia resultaron un componente importante en los discursos de casi todas las campañas políticas; pero al cambio de los gobiernos municipales sólo el de Cuernavaca anunció su salida de la estrategia para implementar otro modelo de seguridad pública para la capital.
En lo que va de este 2022 organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación han registrado por lo menos 34 homicidios, entre ellos el alcalde de Xoxocotla, Benjamin López, privado de la vida el pasado 11 de enero. También se reportan al menos cuatro asesinatos de mujeres y un niño en Tlaquiltenango durante la semana pasada.
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