La policía de Morelos envejece y con ello los desafíos para preservar la seguridad estatal se multiplican, según explicó Marcela Munguía, de la delegación morelense de Ciudadanos Uniformados A.C.; asociación civil que se dedica a defender los derechos de los policías mexicanos. De acuerdo con Munguía, la mitad de los elementos municipales trabajan padeciendo enfermedades crónico degenerativas y sin poder pensionarse.
Con un sueldo de 10 mil pesos mensuales, “se tienen que jugar la vida”, afirma Munguía.
Después de las deducciones fiscales, que rondan los 800 pesos, un oficial de policía se lleva a casa aproximadamente 300 pesos diarios.
“El simple hecho de estar uniformado y en la vía pública ya es un blanco de la delincuencia”, agregó. Y el panorama se torna aún más oscuro cuando se observa el perfil demográfico de la fuerza.
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“En Morelos tenemos una policía vieja. Hay municipios donde hay elementos de casi 70 años y no los pensionan los ayuntamientos y tienen que seguir trabajando a esa edad,”, lamenta Munguía. Muchos de estos veteranos, con más de tres décadas de servicio, llevan años luchando por una pensión que parece elusiva.
El desinterés de los jóvenes en unirse a las filas policiales es otro factor alarmante. Las precarias condiciones laborales y los bajos salarios desmotivan a las nuevas generaciones.
“Los jóvenes ya no están interesados en ser policías. Si mueren en algún enfrentamiento, trabajando, los deudos tienen que promover demandas porque los ayuntamientos no les resuelven con la simple solicitud. Realmente no tienen nada seguro", comentó.
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En Cuautla, con un contingente total de 280 elementos repartidos entre turnos y personal administrativo, sólo hay 40 agentes por turno. Preocupantemente, el 50 por ciento de estos agentes ya padece enfermedades como hipertensión, diabetes, daño coronario y lesiones en la columna. Estas últimas, en particular, son el resultado del uso intensivo del chaleco y el traslado en las patrullas.
La situación es igualmente desalentadora en el municipio de Ayala. De los 125 elementos adscritos a la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, el más joven cuenta con 40 años y muchos superan los 60 años de edad.
El panorama es de una fuerza policial envejecida, desprotegida y con escasos incentivos para atraer y retener nuevas fuerzas.
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