Para Gustavo García, elaborar lámparas con cirian no sólo se ha convertido en su oficio desde hace más de 20 años, sino que es un mecanismo que le brinda la libertad para conocer a distintas personas de todas partes del mundo, así como diversas localidades, pues inició a crear artesanías en Playa del Carmen, en Quintana Roo.
El oriundo de Morelos cuenta que tuvo la idea de utilizar este fruto, con el que también hacen las maracas, gracias al bajo costo que representa en inversión, así como por la facilidad para ser aceptado entre los consumidores. Sus artículos son de distintos tamaños y diseños, donde plasma la naturaleza; la inspiración, dice, nace de sus mismos clientes, quienes le dictan qué bocetos les gustan y qué se vende más.
Obtiene el cuatecomate desde hace años con una señora en Puente de Ixtla, sus productos son del agrado de los turistas tanto nacionales como extranjeros, así como de otros comerciantes, quienes desean comercializarlos en otros estados como Guanajuato, San Luis Potosí, Querétaro y Ciudad de México, además, refirió que sus productos han llegado hasta países del extranjero como los de Alemania y Ámsterdam.
Para Gustavo García el tener que dedicarle unas cuantas horas a esta elaboración no se ha vuelto tedioso; al contrario, le genera felicidad e insiste que es la vía para ser autosuficiente y no depender de un trabajo donde le den órdenes.
Me ha dejado la libertad. Sí tengo un buen sitio de venta, hago mucho dinero, entonces me va muy bien. Eso es lo básico, tener el buen punto
Tan grande es el amor por su oficio que ahora está enseñando a su hijo, quien, dijo, ha mostrado el interés para aprender dicha técnica especializada en la elaboración de lámparas de cirian o cuatecomate, las cuales tienen un costo entre 130 a 350 pesos.