Desde que tenía nueve años, Eduardo comenzó a ayudar a sus abuelos a vender rosas en el crucero de la avenida Teopanzolco y Plan de Ayala, en Cuernavaca, la que es una de las zonas más transitadas de la capital.
Su sueño es tener una mejor vida para poder compartir con sus padres y sus abuelitos, quienes llevan más de 15 años en el negocio de las flores.
“Quiero ser militar porque así tendré más posibilidad de estar con mi familia y de vivir bien”.
Eduardo lleva ya dos años turnándose con sus abuelos para caminar entre los autos, a fin de lograr vender un ramo bajo el rayo del sol. Aunque pudiera sonar complicado, a él le gusta apoyarlos.
“Le ayudo a mi familia a hacer varias cosas como hacer el mandado, o en lo que pueda. Llevó dos años ayudándole a mis abuelitos pero vengo solo por tiempos”.
No ha dejado de estudiar y ya está cerca de pasar a la secundaria con todo y las complicaciones que originó la pandemia.
“Ahí voy más o menos, pero no me gustan las clases virtuales porque no son tan fáciles. No me gustan las clases virtuales, ya quiero regresar a la escuela”.
En el puesto de flores tiene sus cuadernos y libros que a rato utiliza para cumplir con sus labores académicas. Eduardo no siempre ha vivido en la capital del estado, es originario de la zona sur pero le gusta más la ciudad.
El último censo del Inegi sobre trabajo infantil en México de 2020 revela que en el país existen 3.3 millones de niños y adolescentes que trabajan. Se estima que la cifra pudo haber crecido en los últimos meses hasta en 16.5 por ciento, es decir, poco más de medio millón.
De esos 3.3 millones de menores trabajadores, 2.8 millones lo hacen en el sector informal.
En Morelos, la tasa de trabajo de niños y adolescentes (cinco a 17 años) es del 10.9 por ciento, cifra que representa un nivel de riesgo bajo en comparación con otros estados. El riesgo está situado en un porcentaje de 6.72 y 6.83.
Siete de cada 10 niños o adolescentes que trabajan en Morelos, lo hacen en el campo y 4.55 por ciento realizan labores consideradas como peligrosas para su edad.
“Esto significa que los tres niveles de gobierno deben centrar parte de la agenda estatal en la prevención y erradicación del trabajo infantil, con la finalidad de disminuir considerablemente los factores que inducen a la población infantil y adolescente, o a sus familias, a salir de casa para trabajar”, afirmó Danae Denigris Mejía, titular del Sistema estatal para la Protección Integral de las Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) de Morelos.
Y es que el Inegi reportó en el mismo censo que del total de niños que trabajan el 56.2 por ciento no asisten al colegio.
En Morelos el porcentaje es de ocho puntos, que lo colocan entre los estados con mayor incidencia en este sentido junto con Nayarit, Sonora, Sinaloa e Hidalgo.
La entidad morelense ocupa el quinto lugar en ocupación infantil no permitida, con un 68 por ciento
“Por lo anterior, el Sistema de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes del estado de Morelos participó junto al sistema nacional y a las entidades federativas, en la implementación de la Red Nacional de Comisiones Locales para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de Adolescentes Trabajadores en Edad Permitida, en noviembre del 2020”, mencionó Danae.
El objetivo es mejorar, prevenir y erradicar este tema entre SIPINNA y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) en base a la “Ruta Crítica del Plan de Trabajo 2019-2020”.
Cabe destacar que la Comisión de Derechos Humanos de Morelos (CDHMor), presidida por el notario Raúl Israel Hernández, no tiene ni siquiera informes al respecto, pues se sabe que se cerraron diferentes áreas que atendían estos temas.
Las autoridades del INEGI y de la misma CDHMor desconocen el número exacto de niños que hay en el estado de Morelos.
Morelos forma parte de una ruta de estados en donde las familias jornaleras recorren cada año, junto con sus hijos, para emplearse en la cosecha de los campos de cultivo.
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