Niños, jóvenes y adultos católicos desde varios meses de antelación se preparan para representar el viernes santo el viacrucis de Jesucristo, con la obra de teatro El Mártir de Gólgota, la cual forma parte de las tradiciones de Ayala al presentarse ya por 82 años.
A partir de las 11:00 horas, cientos de personas se dieron cita en el teatro al aire libre para ver dicha representación, la cual es considerada de mayor trascendencia en la región Oriente de Morelos, en donde participaron más de 70 actores de diferentes edades.
Treinta minutos más tarde, cada uno de los actores fue tomando su sitio y se observaba ya un lleno en todos los lugares del teatro, en donde a pesar del intenso calor se inició la interpretación en la casa de Caifás donde llevan a Jesús al pretorio para exponerlo ante el gobernador romano, Poncio Pilatos, quien al no encontrar un delito en contra de Jesús pidió que mejor lo entregarán ante César, sin embargo César lo regresa ante Pilatos.
Durante una hora se fue desarrollando la interpretación, antes de las 13:00 horas Pilatos presentó a Jesús y Barrabás ante el pueblo y dijo que dejaría libre a uno de los detenidos; ahí la muchedumbre pidió la liberación del ladrón y asesino, Barrabás, y pidió que Jesús fuera crucificado.
Al darse la orden de la crucifixión, todos los asistentes del teatro bajaron de las gradas para iniciar la procesión, mientras los actores iban tomando sus lugares; antes de dar inicio el recorrido, los habitantes de esa localidad se preparan para iniciar el camino hacia el cerro.
A las 13:12 horas, Carlos Domínguez, quien personifica a Jesús, toma la larga y pesada cruz que será su compañera en ese camino de tres kilómetros y medio, el cual recorrerá hasta llegar al cerro de la Cruz Verde, sitio que representa la cumbre de Gólgota.
La temperatura era de 33 grados, y los fieles recorrieron junto a Jesús 12 estaciones, en donde presenciaron las tres caídas que sufrió antes de llegar a la cumbre en donde sería crucificado.
Por cada tramo recorrido se podía observar cómo llegaban de las calles aledañas habitantes de la zona, que se sumaban a las más de mil almas que seguían el peregrinar, y que a pesar del intenso sol y el calor siguieron paso a paso a Jesús.
En la segunda caída se aprovechó para hidratar a los actores que seguían el camino y quienes mostraban en sus rostros el cansancio.
A los costados de Cristo estaban, colocados en cruces, Dimas y Gestas; Jesús al estar en la cruz ruega a su padre perdón por toda la gente que ahí pidió su muerte y pronunció las palabras: “perdónalos padre, no saben lo que hacen”, para luego morir en la cruz.