Rufino Tamayo, uno de los pintores mexicanos más reconocidos a nivel mundial, disfrutaba de las funciones de lucha libre en la extinta Arena Isabel, en Cuernavaca.
Hacia el año 1950 adoptó la Ciudad de la Eterna Primavera como su hogar; junto con Olga, su esposa, vivían en una calle con enormes bugambilias. En la actual colonia Acapantzingo, hoy es la arteria que lleva su nombre.
En esa casa de Cuernavaca, Tamayo disfrutaba de sus momentos de privacidad. Actualmente el inmueble está al cuidado de las sobrinas del pintor, quienes desde pequeñas tuvieron un lazo estrecho con Rufino y su esposa.
En una entrevista, María Rosa, una de sus sobrinas, narra el gusto que tenía el pintor por las labores del jardín.
“Él sembraba todo. Se iba a Xochimilco, a los invernaderos y llegaba con sus plantas", cuenta María Rosa, recordando a su tío, quien sentía un enorme aprecio hacia las flores y por tanto se encargó de construir un hermoso jardín en su casa de Cuernavaca, publicó la Revista Quien en su edición de julio del año 2011.
Otro de los gustos que tenía Rufino Tamayo era por los deportes como el box y la lucha libre. Cuando vivía en Cuernavaca llegó a ir en varias ocasiones a la Arena Isabel, la cual cerró el 11 de diciembre del año 2009. Actualmente el inmueble es un gimnasio.
Durante su estancia en Cuernavaca, –junto con su esposa Olga Flores Rivas– el pintor se dedicó a visitar casas hogar, estancias para enfermos y asilos. Tras sus recorridos, llegó a la conclusión de que los ancianos eran los que recibían menos ayuda, por lo cual fundó dos asilos: uno en Cuernavaca y otro en la ciudad de Oaxaca, que actualmente son operados por el DIF.
La Casa Hogar para Ancianos “Olga Tamayo” fue creada gracias a la aportación económica que realizó de manera altruista el pintor mexicano y su esposa, en un terreno propiedad de lo que fue el Instituto de Protección a la Infancia (IMPI).
Se encuentra ubicado en Plan de Ayala esquina con Cerrada Tequesquitengo, en Cuernavaca. Los proyectos de la Casa Hogar fueron diseñados y donados por el arquitecto Bernardo Quintana, del grupo de Ingenieros Civiles Asociados (ICA), y fue considerado como un modelo de construcción específica para la atención de los ancianos, quedando bajo la responsabilidad del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia.
El 4 de julio de 1984 se colocó la primera piedra y aún sin terminar en su totalidad la construcción abrió las puertas a la comunidad el 16 de septiembre de 1985, con el ingreso de 16 ancianos; sin embargo, fue inaugurada hasta el 16 de abril de 1986 por el entonces presidente de la República, Miguel de la Madrid Hurtado.
En febrero de 1987 se diseñó el Programa de Atención a población Abierta, conocido actualmente como Programa de Día, el cual se dio a conocer en los Seminarios del Anciano que el Sistema realizaba anualmente y con el que se pretende disminuir o evitar hasta donde sea posible la institucionalización del anciano.
En su casa de Cuernavaca, el pintor Rufino Tamayo no quiso que hubiera ninguna obra suya y se dedicó a adornarla con objetos de la cultura popular mexicana, adquiridos en sus numerosos viajes por el mundo.
Rufino Tamayo nació el 26 de agosto de 1899 en Oaxaca. Pintó más de mil 300 óleos, entre los que se encuentran los 20 retratos de su esposa Olga, con quien estuvo casado durante 57 años; realizó 465 obras gráficas, como litografías y mixografías, 350 dibujos, 20 murales, así como un vitral.
Sus murales se encuentran lo mismo en el Palacio de Bellas Artes, el Museo Nacional de Antropología y el Conservatorio Nacional de Música en México, que en el Dallas Museum of Cine Arts, la Biblioteca de la Universidad de Puerto Rico y en la sede de la UNESCO, en París, mientras que su obra es expuesta en recintos tan emblemáticos como los museos de Arte Moderno de México y Nueva York, el Guggenheim y la Philips Collection, en Washington.
Rufino Tamayo falleció en 1991; es uno de los primeros pintores de dimensión internacional de América Latina.
Participó en la revolución plástica que se operó en Europa a principios del siglo XX, en el sentido de una integración del arte de las civilizaciones prehispánicas y del arte popular. Tras su muerte fue fundado en su ciudad de origen un museo que lleva su nombre y que reúne numerosas obras suyas e importantes objetos prehispánicos. Su esposa Olga falleció en su casa de Cuernavaca.
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