POR LIC. SAMUEL HERNÁNDEZBELTRÁN
(Parte I)
Bajo el reinado de Carlos III ysiendo virrey de la Nueva España el Marqués de Cruillas, el 30 deseptiembre de 1765 nace en la señorial Valladolid, el niño JoséMaría Teclo Morelos y Pavón. Sus padres, don José Manuel MorelosRobles y doña Juana María Guadalupe Pérez Pavón yEstrada.
Su niñez será triste y amarga,colmada de carencias y sobresaltos por culpa del carácterirresponsable de su progenitor, que hizo de su hogar un ambienteturbulento y desavenido.
El hogar del niño José Maríafue humilde y se ubicaba en el barrio de San Agustín, propiedad dedoña Juana; don Manuel, recién casado tira por la borda unmodesto patrimonio que había heredado al vender un primo losterrenos que poseía en el rancho “La Quemada”, un tres deseptiembre de 1760.
José María para estas fechasaún no nacía, pero lo que pudo constituir la base de unpatrimonio que le hubiese permitido estudiar sin apremiosmateriales y a la edad adecuada, iba diluyéndose en las mesas dejuego que eran el vicio de su padre.
De los ocho hijos que procreó elmatrimonio Morelos-Pérez Pavón, sólo sobrevivieron tres:Nicolás el mayor, José María y María Antonia, esta últimanacida en 1774. Para este año la convivencia de la parejaalcanzaba el límite de lo intolerable, desobligado, vicioso,jugador y entrampado en deudas.
Manuel Morelos abandona su hogary, arrastrando con él a su hijo Nicolás, toma rumbo a San LuisPotosí.
Cuando ocurre esa ruptura, JoséMaría tiene nueve años de edad; su hermana Antonia, unos meses.Doña Juana Pavón en cara la crisis y se dedica de lleno altrabajo para poder sostener a sus hijos. Es la madre de JoséMaría la típica madre mexicana, ya bien configurada en el sigloXVIII.
Dos años después del abandonodel padre, en 1776 muere el padre de doña Juana, don José AntonioPérez Pavón sostén económico y moral del hogar, maestro deJosé María en la pequeña escuelita que había fundado en elpropio hogar de la familia.
Morelos contaba con 11 años deedad. El golpe para doña Juana debió haberse sentido terrible. Elpadre amoroso y comprensivo que había sustituido la figura delmarido, se iba para siempre.
Para 1779 José María frisabalos 14 años, ya se hallaban en condiciones idóneas para ingresara sus estudios formales, más esto no lo consiguió, en cambio sirecibió una beca (trabajo) para irse a ganar el pan con el sudorde su frente. ¿A dónde? A la pequeña hacienda o rancho de sutío don Felipe Morelos, en las tierras mal sanas y calurosas deTahuejo, cercano a Apatzingán.
Su trabajo es llevar los librosde administración del rancho, que producía algodón y añil. Onceaños en el campo templaron el carácter del joven José María,sin proponérselo, sin saber que el destino le encomendaría en unfuturo una de las más bellas misiones: liberar de la esclavitud yservidumbre a su pueblo.
La más grande enseñanza queobtuvo José María en esos años fue la de conocer las rutas, loscaminos, los atajos y lo principal, los hombres; que como atajadorde una recua de mulas, propiedad también de don Felipe Morelos,conoció y trató por cinco años en que deambuló por las rutascomerciales del hoy estado de Guerrero, punto crucial en su iniciorevolucionario.
Para José María el trabajo deesos 11 años tienen un objetivo, ayudar en la manutención delhogar en Valladolid y ahorrar lo suficiente para regresar a cumplircon su sueño: “estudiar para sacerdote”, y para 1790 está enposibilidad de cumplir.
Continuará…