Cada día, desde las siete de la mañana, la familia Hernández llega a su local en la colonia Emiliano Zapata a vender cientos de tamales.
De acuerdo con Miriam Hernández, la encargada actual de la tamalería Abigaíl (que comparte nombre con su hija), la familia se ha dedicado a preparar tamales y atole durante más de tres décadas.
Empezaron desde abajo, vendiendo de calle en calle, sin un negocio fijo. Entre los cuautlenses, han adquirido fama por su sabor y por su gran tamaño.
Miriam Hernández asegura que el día de mayor consumo es el Día de la Candelaria, el 2 de febrero, cuando llegan a vender, al menos, 2 mil 500 tamales.
Y mucha gente, que ya está formada, ya no alcanza
La historia
"Empezamos a vender en cubetitas, caminando por las calles, aquí en el centro, desde la época en que se hacían los tianguis en domingo, desde ahí empezamos", recuerda la mujer, que en esa época era una niña. Hoy tiene 45 de edad.
Con el paso de los años, mientras ella y sus hermanos crecían, aquellas cubetas se convirtieron en vaporeras gigantes, y lo que al principio era un puesto al borde de la calle terminó por transformarse en un local que hoy permite a sus clientes entrar y sentarse a degustar los sabores con toda tranquilidad.
"Yo vengo aquí desde que estaban en la calle, y lo que me gustó fue la atención y el sabor", expresa Alicia García, una mujer de 60 años, cuidando de no inclinar demasiado su vaso con atole para evitar que se derrame. Recién servido, el vapor se alza hasta la nariz.
Una tradición familiar
Gran parte del éxito de la tamalería Abigaíl radica en que se trata del trabajo de una familia cuyos integrantes se despiertan, todos los días, con el objetivo de conservar la reputación que han construido a través de las décadas.
Al frente de la cocina, en la colonia Paraíso, la madre de Miriam, Nicolasa Hernández, lleva la batuta de la preparación y vigila cada uno de los detalles.
Nosotros no metemos cualquier leche, sino el mejor producto, buscamos el mejor tomate; así es como hemos ido mejorando día con día
Día de la Candelaria, todo un reto
A sólo unos días de que México celebre el día de la Candelaria, la familia se truena los dedos para una extenuante jornada, la más exigente de todo el año, en la que habrán de preparar, al menos, dos mil 500 piezas. Hasta ahora, esa cantidad no ha sido suficiente para abastecer la extensa fila de clientes que piden tamales para la casa, para sus trabajos o para sí mismos.
"Hemos tenido que pedirles, en años pasados, que mejor se retiren, porque sabemos que las piezas no nos van a alcanzar", recuerda Miriam. Pero este año tiene la esperanza de que nadie se vaya con las manos vacías.
No te pierdas todos los detalles en la edición impresa de El Sol de Cuautla este jueves 31 de enero, ¡Búscalo con tu voceador!