En México si bien el respeto a la comunidad de la diversidad sexual se ha comenzado a posicionar con mayor trascendencia a través de políticas públicas y hasta formando parte de la agenda de diversos actores políticos, el cine mexicano desde sus inicios ha sido pieza fundamental, abriendo la discusión sobre la sexualidad y en ciertos casos, celebrando la diversidad.
Durante los 70 años del cine mexicano, las orientaciones sexuales, expresiones e identidades de género estuvieron limitadas a personajes secundarios, de acuerdo a la profesora investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Yolanda Mercader en entrevista para el Festival Internacional de Cine de Morelia cuya línea de investigación abarca cine y género, en entrevista para el Festival Internacional de Cine de Morelia, ubica al primer personaje homosexual del cine nacional. “Don Pedrito”, de la película La Casa del Ogro (1938 del director Fernando de Fuentes), es un hombre amanerado y amable que funciona como soporte cómico en la narrativa, recurso al que aún se recurre no sólo en el cine nacional.
La especialista señala que aunque la representación de las lesbianas en el cine ha sido casi inexistente, la primera película cuya narrativa se desprende de la heterosexualidad es Muchachas de uniforme (1951, director, Alfredo B. Crevenna). El deseo nunca es explícito hasta el desenlace de la película cuando las protagonistas enfrentan un amargo final corroídas por la culpa.
La homosexualidad femenina volvería a pisar las salas de cine hasta los años 70’s con la actriz Isela Vega, ya que fue de las pocas que aceptaban roles lésbicos en el momento; las lesbianas eran personajes castigados o hipersexualizados, afirma, la sexualidad continúa siendo un elemento base que define a las lesbianas hasta la época, “debido a la cosificación que los cuerpos femenizados enfrentan”.
La comunidad gay fue la más representada en estos tiempos, sus pininos fueron con el cineasta, Jaime Humberto Hermosillo, quien abrió la conversación con la que muchos consideran la primera película gay mexicana, El cumpleaños del perro (1974), así como otros filmes que incorporan narrativas alrededor de la diversidad sexual, como Las apariencias engañan (1983), la destaca por la representación de la comunidad trans y Doña Herlinda y su hijo (1985).
Otra película que ha marcado un precedente es El lugar sin límites de Arturo Ripstein, el film esta basada en la novel homónima del escritos chileno José Donoso. En ella se muestra el primer beso gay en la historia del cine mexicano. Trata sobre Manuela, una mujer travesti que vive con su hija en un prostíbulo, tanto madre como hija compiten por un mismo amor. El drama contó con la participación de reconocidos artistas mexicanos como Gonzalo Vega, Lucha Villa, Roberto Cobo y Ana Martín.
Yolanda Mercader puntualizó al festival cinematográfico mexicano más importante en Latinoamérica que pese a la represión que se experimentaba para la comunidad LGBT+, los años 70´s dieron pauta para comenzar los diálogos sobre la diversidad sexual, “sin embargo, la comunidad gay acapara la visibilidad y el resto de las siglas quedan relegadas a estereotipos lastimosos y reduccionistas”.