Pese a los avances a favor de la comunidad LGBT+, como es el matrimonio igualitario, la adopción homoparental y en pocos estados el acceso a la identidad de género, en México hay una tendencia ascendente de la violencia extrema motivada por el prejuicio hacia la diversidad sexual.
El informe de la organización civil, “Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana”, A.C. documentó que en el periodo 2015-2019, al menos 441 personas LGBT+ fueron víctimas de violencia homicida.
Tan sólo durante el primer año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador al menos 117 personas LGBT+ fueron ultimadas en el país por motivos relacionados a la orientación sexual o a la identidad o expresión de género de las víctimas.
El 2019 fue el año más violento del quinquenio, con un aumento de 27 por ciento con respecto a la cifra del año anterior, y se colocó muy por encima del promedio de 88 homicidios de personas integrantes de la diversidad sexual al año en ese periodo.
Dentro del informe se indica que el rasgo distintivo que caracteriza a los homicidios de personas LGBT+ es el ensañamiento con el que son cometidos.
Los resultados del monitoreo dan cuenta de la violencia a las que fueron sometidas muchas de las víctimas.
[DIVERSIA] Salir del clóset no es nada sencillo; ellos lo hicieron así
Al menos 47 de los cuerpos presentaban múltiples golpes, físicos o con objetos rombos, y heridas provocadas por objetos punzocortantes; cinco de las víctimas sufrieron, además, violencia sexual, y los cuerpos de al menos 26 mostraron marcas visibles de “tortura”, y/o estaban maniatados de pies y manos.
Impunidad, la constante
La organización señala que se destaca la poca relevancia que fiscalías y autoridades locales conceden a la orientación sexual y a la identidad de género en sus investigaciones.
Sólo en cuatro de los casos se menciona al crimen de odio como posible línea de investigación; en seis de víctimas lesbianas y de mujer bisexual se menciona al feminicidio, sin hacer mención alguna a su orientación sexual.
En el contexto de la violencia criminal que vive el país, se acentúan siete muertes de la diversidad sexual a manos del crimen organizado.
Caso inédito hacia la justicia
Este año, como un hecho inédito, la Fiscalía Especializada en Feminicidios en Morelos consideró el homicidio de una mujer trans como feminicidio, lo que se consideró como un parteaguas para que el transfeminicidios esté incluido en el protocolo de investigación en la entidad.
Es decir, si una mujer trans es violentada o asesinada en primer lugar será considerada mujer y formará parte de las estadísticas de este delito.
Ante ello, “Letra S” confirmó que el principal obstáculo para enfrentar a esta creciente violencia letal en contra de la comunidad LGBT+ es la falta de registros oficiales, ya que si las fiscalías estatales continúan sin registrar la orientación sexual y la identidad de género de las víctimas, por tanto, advierten, no se podrá avanzar en la búsqueda de soluciones.
Monitoreo
Esta vigilancia se elabora por el observatorio de crímenes de odio que realiza la organización civil “Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana”.
Representa la cifra más elevada de los últimos cinco años y significa que, a nivel nacional, cada tres días es asesinada una persona gay, lesbiana, bisexual o transgénero.
Organización civil, “Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana”, A.C
Grupos vulnerables
De los colectivos que forman parte de la diversidad sexual, las mujeres trans o personas trans con expresión femenina fueron las víctimas más numerosas durante 2019 con
- 64 transfeminicidios, lo que representa casi el 55 por ciento del total de registros
- 36 Hombres gay/homosexuales, el 31 por ciento del total
- 9 lesbofeminicidios, el 7.6 por ciento de los casos
- Una mujer y un hombre bisexuales
- Dos personas muxes
- Un hombre trans o persona trans con expresión masculina
Activistas Sociales
De estas cifras obtenidas a lo largo del año pasado, destaca que al menos nueve personas eran defensoras o promotoras de los derechos LGBT+ y seis eran figuras públicas muy conocidas en su entorno por su labor social; en tanto que dos eran migrantes centroamericanas.