La colonia Eusebio Jáuregui, antiguamente conocida como Santa Inés, en Cuautla, es rica en agua.
Eso lo demuestran sus más de cuatro manantiales que le dan vida a su tarjea, un lugar donde por décadas la gente de la comunidad se ha visto favorecida con un balneario rustico al que acuden miles de visitantes al año. No existe vecino que no haya disfrutado de sus refrescantes y cristalinas aguas.
Esto, además, favorece a las comunidades vecinas, pues las casas raramente padecen escasez de agua, pues sus mantos freáticos abastecen a los habitantes. Esta comunidad por años ha subsistido sin tener problemas de abastecimiento.
En 2019 un problema de agua llamó poderosamente la atención y se definió que el problema eran los malos manejos del sistema independiente que estaba haciendo uso inapropiado del recurso y pronto todo volvió a la normalidad.
¿Agua inagotable?
Vecinos de la comunidad, los más veteranos, atestiguan que desde que tienen uso de razón la atarjea ha sido el distintivo de la comunidad.
“Es nuestra mina de oro, pues el agua es vital para nosotros, es algo que nos distingue, somos un pueblo rico en agua”, indicó don José, con más de siete décadas de vida, nativo del lugar.
“Desde niño mis padres y abuelitos veníamos a nadar a la tarjea; recuerdo que en tiempo de calor no salíamos de aquí, era una manera muy cómoda de apaciguar el calor”, comentó.
“El escurrimiento es de al menos cuatro veneros de agua. Hay dos en la zona conocida como el manantial, son los principales que nos abastecen de agua; más abajo hay otros más pequeños, y un cuarto en el parque de la colonia a un costado de la tarjea”, explica Érick Tecomateco Sosa, ayudante municipal de la colonia.
El agua que literal sale por todos lados, sirve para que vecinos y foráneos durante el día llenen sus recipientes para beber agua.
“Se estacionan a un lado del manantial y llenan sus tambos y demás recipientes, se ahorran muchos pesos en comprar garrafones”, indica.
Detonante económico
Aunque la actividad comercial no es muy grande, la mayor parte del movimiento se registra en las cercanías de la tarjea, donde se pueden observar comercios de abarrotes, carnicerías, taquerías tortillerías, antojitos mexicanos, y en las orillas del lugar se colocan puestos ambulantes con venta de todo tipo de frituras, trajes de baño, pelotas y salvavidas para nadar.
El manto de agua no es muy profundo pues en su mayor parte no alcanza ni los 40 centímetros de profundidad y en lo más hondo supera apenas los 1.40 metros en el área de compuertas.
Pero este balneario rustico es muy socorrido por los vecinos y visitantes que llegan de colonias y municipios de toda la región, además de algunos estados como Puebla, Ciudad de México y Estado de México, principalmente, indicó el representante vecinal.
“No es muy amplio, pero su agua sí es muy fresca y sobre todo limpia ya que nace a escasos 200 metros; en lo más hondo la gente se sube a la barda y se avienta sus clavados, con el cuidado necesario ya que no es muy profundo”, asegura.
Mancha urbana lo afecta
A pesar de la riqueza acuífera, el auxiliar municipal asegura que el nivel del agua ha disminuido, “pues antes subía aún más el nivel del agua, la mancha urbana ha crecido y esto ha venido a provocar una disminución, pero como sea estamos en una zona donde hay agua por todos lados, se rasca y enseguida encontramos agua”, afirma.
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