Demanda educación realmente inclusiva

Emmanuel Ruiz

  · viernes 16 de marzo de 2018

Cuando todas las instanciasle cerraron las puertas a su hija, hubo una que hizo ladiferencia

Cuando ninguna estancia infantil quería aceptar aItzel por ser una niña con síndrome de Rett, el Centro EducativoAnenecuilco hizo la diferencia. Seis años después, ClaudiaHuitrón relata la experiencia de ser madre soltera de una niñacon discapacidad y pide a las instancias no discriminar a losniños que tienen enfermedades de este tipo.

En 2012, Claudia buscaba desesperadamente una escuelapara su hija, una niña con síndrome de Rett, microcefalia,epilepsia y atrofia muscular. La larga lista de enfermedadesahuyentaba a todos, menos a su madre, quien llegó a creer que nolo lograría. Por ello, cuando recordó que finalmente lo hizo,Claudia lloró.

“Me decían que no tenían la capacidad paraatender a esos niños, ni las instalaciones. Decían ‘niños deese tipo’, así lo decían, hasta que una persona me recomendóla estancia de Anenecuilco”, comentó Claudia.

Ante el subsecretario de Planeación, Evaluación yDesarrollo Regional de la Sedesol, Javier García Bejos, Claudiahabló de los problemas que enfrentan las madres de niñosdiscapacitados al momento de buscar un centro de aprendizajeinfantil.

En el país, la Sedesol implementa un programa deestancias infantiles para madres trabajadoras, pero no es paratodas: en muchos casos, las docentes se niegan a aceptar a niñosdiscapacitados, ya sea por falta de preparación o por no tener lasinstalaciones adecuadas. Bajo esta cláusula, el caso de Itzel fueuna excepción.


Todos los niños soniguales “El primer día fue el más difícil”,dijo Claudia. Cuando finalmente Itzel fue aceptada por la directoraMervi González, una mujer con una larga carrera en la enseñanza,no sabía qué hacer. Poco a poco fue descubriendo que había algollamado vida personal, algo que, hasta entonces, no había tenidola oportunidad de conocer.

“He tenido muchos niños con capacidadesdiferentes, pero cuando Itzel me vio fue maravilloso, porque losniños con síndrome de Rett o autismo no suelen fijar lamirada”, recordó Mervi, la directora de la estancia deAnenecuilco.

Para la docente, aún hay muchos retos que asumir enlas estancias infantiles, aunque considera que el personal estácada vez más capacitado para atender a niños condiscapacidad.

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