En diciembre, muchas personas acostumbran agregar a la lista de Propósitos de Año Nuevo el bajar de peso, y aunque hay quienes, con la intención de cumplir su palabra, acuden a un gimnasio y se inscriben para empezar a ejercitarse desde enero, la realidad demuestra que la gran mayoría de ellos se rinde sólo unas semanas después.
Así ocurre en Cuautla, un municipio con cerca de 30 gimnasios y más de 200 mil habitantes. Durante las mañanas, los gimnasios abren sus puertas y reciben a quienes han tomado como costumbre seguir con sus rutinas para bajar de peso o ponerse en forma. Se trata, sin embargo, de unas pocas excepciones, pues el grueso de la población se rinde pronto.
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En el Centro Histórico de Cuautla, el gimnasio Master Gym recibió a principios de enero a 20 nuevos suscriptores. Un mes después, sólo tres de ellos siguen haciendo ejercicio, según refirió el personal.
"Quieren ver resultados de un día para otro, por eso es que se desaniman muy rápido", dice un instructor.
De acuerdo con varios artículos publicados en portales digitales y medios nacionales, bajar de peso es uno de los principales propósitos que los mexicanos se plantean en Año Nuevo. Aunque efectivamente es mucha la gente que empieza el año suscribiéndose a un gimnasio, ya sea pagando por todo un año o con suscripciones mensuales, uno de los factores que hace que las personas terminen tirando la toalla, aparte de la falta de resultados inmediatos, son los costos que hay que pagar para tener acceso a las instalaciones, además de los suplementos y los sacrificios alimenticios que hay que seguir.
Por lo que relató el personal de los gimnasios que fueron visitados, sólo quienes han tomado el ejercicio como un verdadero hábito son quienes siguen yendo a diario, año tras año.
En el gimnasio Big Power, igualmente ubicado en el Centro Histórico, casi el total de quienes se inscriben a principios de año dejan de ir para abril.