La pandemia del Covid-19 y todas las consecuencias que trajo son algo que, hasta hace unos meses, nadie esperaba y para lo que pocos estábamos preparados. Para el psicólogo Samuel Islas Ramos, vicepresidente del Colegio Morelense de Psicología y catedrático de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) en la región Oriente, uno de los principales efectos que ha tenido la enfermedad es la polarización de la sociedad.
“Están los que creen en el Covid-19 y los que no creen; ahí es donde se está concentrando una gran diferenciación de la población, porque por un lado los que no creen andan libres, sin cubrebocas y hasta mofándose de las personas”, explica el especialista.
Es verdad: incluso cuando el uso del cubrebocas se ha convertido en una medida rígida en todo tipo de establecimientos, existe todavía un sector de la población que se abstiene de usarlo y que puede asegurar, sentado al borde de la jardinera de una plaza pública, que el virus no existe. Para otros, con familiares que se han contagiado o incluso fallecido, es algo que debe tomarse muy en serio.
“Se ha creado una confrontación entre ambos extremos, sobre todo cuando a unos les molestan los actos de los otros e inician las críticas”, agrega.
En medio, también, hay un sector que prefiere mantenerse al margen.
También ha destapado patologías mentales
Al excederse la cuarentena, Islas Ramos habla de un aislamiento social que ha dejado asomar problemas psicológicos que la gente tampoco ha sabido afrontar, como episodios de ansiedad, desnutrición y episodios maníacos que están entrando en cadena. No es que la sociedad esté enfermando, aclara, sino que las patologías, ya presentes con anterioridad en los individuos, se están agudizando.
Pero no todo tiene que ser malo. De hecho, el psicólogo ve en la situación actual una oportunidad para que la gente adopte una nueva forma de hacer frente a la vida. Y lo explica con una analogía ideal: “Hay que salir vacunados con cosas positivas”, dice.
Con todo el dolor que la pandemia ha traído a la vida de las familias morelenses, el especialista no pierde la esperanza de que, como toda crisis, ésta también represente una nueva oportunidad.
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