Las luchas de la Independencia y Revolución dejaron miles de muertos en Cuautla y que de acuerdo con relatos de familias, son ahora fantasmas que se aparecen por las noches en casas y calles; "tal vez no se puedan sentir u observar, pero son leyendas que enchinan la piel, leyendas que la misma gente cuenta", platicó Samuel Hernández Beltrán, cronista de la Ciudad.
Hace 208 y 108 años Cuautla fue escenario de dos luchas, la Independencia de México y la Revolución Mexicana, ambas dejaron miles de muertos, tanto en las calles como al interior de las casas, y no solo adultos, también niños fueron víctimas.
Tan sólo basta conocer la historia de las calles de Victimas de Calleja y el Callejón de Inhumanos Yedras, donde se puedan escuchar cosas escalofriantes.
He platicado con los vecinos, y algunos sin conocer la historia de Cuautla me cuentan que han visto soldados fantasmas vestidos con una túnica verde y con espadas y fusiles; en la Independencia los soldados de Félix María Calleja vestían con casaca verde, cuenta.
Asimismo, continuó relatando el cronista, la gente platica que niños como de cuatro y cinco años se les ve jugando, pero como si estuvieran con alguien más, aunque éste no se ve; "en Inhumanos Yedras, también por las noches, se pueden escuchar gritos y pisadas fuertes de soldados como si estuvieran marchando, son cosas que espantan".
Hernández Beltrán reconoció que Cuautla tiene una energía muy pesada por todas las muertes que se dieran en las dos revoluciones.
Esta ciudad está llena de fantasmas y esto fue motivo para que hace más de 50 años aun se viera que la gente pusiera altares u ofrendas a las personas que perdieron la vida en aquellas batallas, no por cuestiones místicas sino sólo por ayudar a esas almas que murieron y no tuvieron quien los sepultura, confesó.
Sin embargo, lamentó que después de la Revolución Mexicana muchas de las tradiciones y leyendas de Cuautla se perdieran, debido a que mucha gente murió y se las llevó con ella; hay una leyenda que aun se sigue contándose en Cuautla, la cual data de hace más de 60 años, cuando en la zona Oriente de esta ciudad, en los terrenos baldíos, donde ahora se localiza Bodega Aurrera en el Centro de la Ciudad, se aparecían bolas de fuego; "esas bolas representaban, de acuerdo a la tradición, a unas brujas, y que mucha gente que las vio empezó a decir que provenían de Tetelcingo, donde era común la brujería", comentó.