Si en Ayala el lugar donde nació Zapata es conservado con una paciencia casi budista, algo muy distinto pasa en Cuautla, el sitio donde fueron sepultados sus restos es hoy víctima de la falta de una política cultural adecuada. Para muestra, lo que ocurre precisamente en estas fechas en que la Plaza de la Revolución del Sur, destacada por un monumento al Caudillo en el centro, alberga juegos mecánicos y puestos de feria.
“La ocupación de espacios públicos para el desarrollo de actividades recreativas con fines mercantiles habla de una falta de política pública para preservar estos espacios de la memoria colectiva”, lamenta el historiador morelense Gustavo Garibay.
El historiador destaca el carácter de monumento funerario de la estatua de Zapata, lo que hace cuestionar la forma en que las autoridades cuautlenses han tratado en los últimos años el suelo sobre el cual reposan los restos de alguien cuya vida marcó la historia del país.
“Es un monumento de corte funerario. Siendo uno de los personajes más emblemáticos de la historia nacional, creo que debe albergarse en un contexto histórico de respeto a su imagen, a su figura, a su aportación a la historia y es muy lamentable porque hay un abandono”.
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