La desilusión tiene varias caras y para productores de girasoles el ver sus plantas secarse luego de dedicar tiempo, dinero y esfuerzo es lo más frustrante que les puede suceder , mientras tanto las flores se tiran o se secan pues simplemente no hay compradores.
El Coronavirus no sólo mata gente, también mata la fe y esperanza de cientos de productores, quienes están prácticamente regalando su producto para evitar que hectáreas completas se desperdicien.
Cientos de girasoles y gladiolas crecieron grandes, imponentes, simplemente bellas, pero estos están muriendo en los campos a causa de la pandemia que actualmente afecta al mundo entero, el cierre de mercados de flores, cierre de florerías, el confinamiento indicado por autoridades federales así como el que las plantas no se puedan comercializar en el país por falta de transporte ha generado que la belleza de las plantas se apague junto con la esperanza de todos los que directa o indirectamente dependen de este sector.
En algunos campos del estado de Morelos los cultivos se están perdiendo pues ante la crisis económica los campesinos ya no ven rentable si quiera pagar a los cortadores, pagar viajes, cámaras de enfrentamiento y distribución de flores, al igual que miles de flores las esperanzas del sector productos se marchitan, y sólo tratan de rematar algunas docenas entre la gente para poder " sacara algo"
Mauricio Estrada, viene de una familia que durante toda su vida se ha dedicado a la producción de flores tanto de rosas, girasoles, gladiolas entre otras especies, en su familia llevan más de 30 años trabajando las flores , y a decir del entrevistado es la primera vez que les sucede algo similar.
Actualmente las flores las están dejando morir pues al no tener mercado de venta no les convienen si quiera cortarlas, “ Yo la distribuyo en la central de abasto en la Ciudad de México y aunque está abierto no hay quien venga a comprar, en el área local se vende muy lento”.
A través de redes sociales algunas familiares y amigos de los productores se han solidarizado y con sana distancia en sus casas tratan de vender las flores más rescatables, pero además de las dan a precios muy baratos, ejemplo: la decena de girasoles actualmente la venden en 60 pesos cuando normalmente un solo girasol y dos rosas se vende en 50 pesos o más dependiendo la temporada, los vendedores señalan que lo llegan a vender no representa ni el 30 por ciento de las tierras perdidas, por lo que califican la temporada como una pérdida total.