Durante la conmemoración del CXLI aniversario del natalicio de Emiliano Zapata en Anenecuilco, la Secretaría de Desarrollo Agropecuario entregó la presea "Emiliano Zapata" a cuatro morelenses destacados y una empresa asentada en la entidad, por sus aportes al desarrollo agropecuario y técnico.

Los ciudadanos condecorados fueron: Héctor Manuel Sánchez, Humberto Sandoval y Gilberto de León, así como la empresa Catania.

Durante su participación, el gobernador Cuauhtémoc Blanco pidió a los asistentes guardar un minuto de silencio por los morelenses que han perdido la vida a causa del Covid-19.

Cabe señalar que en Cuernavaca y Cuautla autoridades colocaron ofrendas florales en los monumentos dedicados a Emiliano Zapata.

La historia

Emiliano Zapata nació el 8 de agosto de 1879 en Morelos, es uno de los héroes que luchó contra las desigualdades sociales durante la revolución mexicana. El Caudillo del Sur, como era conocido, murió el 10 de abril de 1919 víctima de una emboscada que le tendió el coronel Jesús Guajardo en la hacienda de Chinameca, en el estado mexicano de Morelos.

Con ta sólo 23 años, Emiliano Zapata ya había liderado un levantamiento en la ciudad de Yautepec para plantar cara a los desmanes que allí cometía el cacique Pablo Escandón. En 1906 defendió las tierras de unos campesinos frente al acoso de otros propetarios con tierras más extensas, y fue entonces cuando Zapata acuñó la celebre frase: "Es mejor morir de pie que vivir toda la vida arrodillado".

Plan de Ayala

Cuando Madero asumió la presidencia del país, los zapatistas entregaron las armas a petición del nuevo presidente y ante ello comenzó una persecución hacia los campesinos e incluso hasta para el propio Emiliano Zapata.

En noviembre de 1911 Zapata realizó el Plan de Ayala junto con Otilio Montaño. En este acuerdo de inmediato se denunció a Madero y se exigía el reparto de las tierras. Finalmente, el coronel Jesús Guajardo le hizo creer que se cambió de bando y Zapata cayó en la trampa.

El cuerpo de Emiliano Zapata fue llevado en mula hasta Cuautla, donde sería expuesto en la estación de policía para que sirviera de escarmiento a los rebeldes que aún lo apoyaban. Con su muerte, Zapata se convirtió en un mito, y una de las leyendas que surgieron en torno a su figura afirma que el líder revolucionario no había muerto en el tiroteo y que el cadáver que mostraban las autoridades era el de un doble que éste utilizaba en casos de extremo riesgo.