Revelan que el problema de fondo en el proyecto de construcción de viviendas junto a la colonia Guadalupe Victoria de Zacatepec, para la reubicación de los vecinos de la Hacienda Vieja, fue la falta de un proyecto de desarrollo urbano ante la falta de certeza jurídica, proyecto que carece de un estudio de impacto ambiental, por lo que el conflicto del agua potable es solo parte de ese “rompecabezas” de la actual administración.
En entrevista Salvador Coronel, habitante de la colonia Guadalupe Victoria, lamentó que todos los asentamientos aledaños pretendan denominarse ampliaciones de la colonia Guadalupe Victoria, para beneficiar de los servicios públicos que les ha costado mucho tener, como el agua potable, que no es suficiente para atender la demandas de las colonias del pozo de esta colonia.
Rechazó que el rezago de más de un año en la entrega de las casas para los damnificados del sismo del 2017 de la Hacienda Vieja de Zacatepec se deba al problema que tienen con el agua. “hemos tenido que iniciar procedimientos con las autoridades e instancias del gobierno estatal, ante la falta de dialogo y respuesta de la presidenta municipal, Olivia Ramírez Lamadrid con quien no se han vuelto a reunir desde septiembre del año pasado.
Ya les demostramos que no somos unos cuantos, ya que a la presidenta se le ha dado por personalizar el problema, pero los afectados con los asentamientos irregulares y sin estudios de impacto ambiental, ni proyecto de desarrollo sustentable, es del gobierno municipal, no los vecinos de la colonia Guadalupe Victoria, 10 de abril, Mártires del 10 de abril quienes durante décadas no se han visto beneficiados con obras y proyectos de drenaje y ampliación de la red de agua potable y se abastecen del pozo de la Guadalupe Victoria. Y puede verificarse con todas las mangueras que se ven en las calles.
Refiere que para los asentamientos que hacia la cabecera municipal por la iglesia de los Mormones, también quiere que se les de agua del pozo de la colonia Guadalupe Victoria y 10 de abril, lo que sin duda alentaría a la litificación de más parcelas son los terrenos de la compuerta chica pero nos e van a permitir más válvulas ya que se estima son más de 600 tomas las que hay, sin un verdadero proyecto de una red de distribución: “no están regularizadas ni controladas”.
El tema ya se expuso el 18 de noviembre al Secretario de Desarrollo Social Osiris Pasos Herrera, en una reunión con todas las partes involucradas, con excepción de la presidenta municipal en respuesta al documento que se giró al Gobernador del Estado pidiendo su intervención en donde participo la dueña del predio del Campo La Trinidad, Ofelia Martínez, la representante de los damnificados Fabiola Ortega, la fundación Échale a tu casa y los de las colonia Guadalupe Victoria y 10 de Abril.
Reunión donde se hizo evidente la falta de un estudio y proyecto de desarrollo urbano y desarrollo sustentable, del que se carece de impacto ambiental e incluso de certeza jurídica de la propiedad, por lo que giró instrucciones Adrián Escobedo Rendón, coordinador operativo del órgano desconcentrado “Unidos por Morelos” que citará a la presidenta municipal e informara del estatus de los damnificados y del proyecto de vivienda.
Jaime Juárez López, otro funcionario de gobierno, se presentó para conocer la versión de los vecinos y se le manifestó y presentó la documental de todo lo que se ha hecho y se dio cuenta que el tema no es sólo las 32 cajas de los damnificados, hay algo más atrás de todo esto, que es dotar a 32 lotes más de todos los servicios, por lo que consideró que esto se debe platicar en otro nivel.
De una y otra forma revela que este el problema del agua es solo una pieza de todo un rompecabezas donde hay otros intereses, pero están en espera de que Juárez López los convoque a una reunión en el gobierno del estado,
Ya que no descarta que se quieran hacer las cosas a fuerzas, como lo está haciendo en el cerro de la tortuga donde sin estudios ni proyecto se construye un mirador en una zona que es una reserva natural y hay vestigios arqueológicos, impone un mirador turístico del que no tienen conocimientos ni el INAH, ni la Secretaria de desarrollo Ambiental.