La falta de una despedida física hacia un ser querido que fallece por Covid-19 por el temor al contagio provoca una alteración en el proceso de duelo que se puede ver reflejadas en enfermedades crónicas o depresión a largo plazo, reconoce Lucila Canél, responsable del programa de Salud Mental de los Servicios de Salud de Morelos (SSM).
"Las personas pueden presentar dolor de cabeza, sensación de opresión en el pecho, pérdida de apetito, insomnio, olvido, que estemos desconcentrados en nuestras actividades cotidianas, que debemos detectar y atender en tiempo y forma, no dejarlas pasar", refirió.
La despedida de un ser querido que falleció es un "asunto muy personal" y se asume como un ritual con el que se cierra un ciclo de manera sana, pero cuando no ocurre la persona brinca un paso y la fase de negación puede prolongarse.
"Un buen duelo puede llevar de seis meses a un año, pasando por la negación, la depresión y la aceptación; y es normal que por un mes persista el desánimo, la falta de apetito y falta de ganas de hacer lo que nos gusta, pero si vemos que esta situación no mejora después de un mes es hora de pedir ayuda con un especialista para evitar que los daños mentales se agraven".
Para cerrar el ciclo es recomendable que la persona escriba una carta dirigida hacia el ser querido en donde se despida, en la que exprese su sentir en ese momento, así como también destinar un pequeño espacio en el hogar con una foto de la persona.
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"Pueden también hacer un video en el que se despidan, una carta dirigida al ser querido, incluso sustituir el ritual de despedida destinando un espacio especial en el que coloquemos un fotografía o un objeto simbólico de la persona, puede ser una cajita con un objeto".