Juan Carlos Vargas tenía 22 años y un sueño: ser reconocido como jinete de jaripeo. Sin embargo, en 2013 durante una monta en Chiautla de Guerrero en Puebla, un toro lo golpeó provocándole una lesión que derivó en una infección. Estuvo 13 días en coma. Cuando despertó se enfrentó a una nueva realidad: había perdido su pierna izquierda.
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“Quedé en coma y pensaba que tenía mi pie. Le decía a mi papá que me rascara mi chamorro, que me dolía la pierna. Mi papá me rascaba arriba de la cintura, de la cicatriz. Hasta que me dijo: ‘sabes qué, hijo, no tienes tu pierna’. Me agarré a chillar. Tenía un coraje bien grande, porque ya nunca iba a volver a montar un toro”, recuerda Carlos de 33 años en la plaza de la colonia Abelardo L. Rodríguez, en el municipio de Ayala.
Siempre ha vivido aquí. Le llaman “el cholo”. Suele andar en bici y en moto, porque si hay algo a lo que se negó a renunciar tras el accidente, fue a su querida bici, un ejemplar de ruta al que le tuvo que quitar un pedal para seguir usándola. A los dos años, estaba pedaleando de nuevo rumbo a la Basílica de Guadalupe para agradecerle a la Virgen:
“Voy por agradecimiento, nomás. No tengo que pedirle algo. Teniendo salud, yo creo que demás llega. Si uno está bien, dan ganas de trabajar. Y si trabajas, tienes todo: para comer, para comprarte algo que se te antoje”, dice Carlos.
Carlos lleva su sonrisa a todas partes, aunque las cosas no siempre fueron así. Al principio se sentía dependiente, temeroso, incluso, de subirse a la combi. Sin embargo, gradualmente fue recuperando su autonomía y encontró en el deporte una nueva pasión.
Un destacado representante del básquetbol en silla de ruedas
Además de su bicicleta, su silla de ruedas se ha convertido en una extensión más de su espíritu deportivo. Se ha convertido en un destacado basquetbolista que representa a Ayala en competencias regionales.
“Un doctor me dijo: ‘¿no te gustaría entrar en un equipo de básquet?’ Yo le dije que eso era para las niñas. Y sí, así lo pensaba, pero él me dijo que este sí era básquet de hombres, que el fútbol era para nenas”, recuerda, reconociendo que estaba equivocado.
Después de casi una década practicando básquetbol sobre ruedas, Carlos se ha convertido en seleccionado estatal. Este 6 de diciembre competirá en un hexagonal en Monterrey, representando a Morelos, un logro que ni siquiera imaginaba cuando empezó este deporte.
Padre de dos hijos (Ashley y Dominique), hijo de dos padres (Silvino y Obdulia, que en paz descanse), Juan Carlos ve ahora su accidente como una bendición disfrazada y sueña con un mundo sin discriminación para las personas con discapacidad, consciente de los retos que enfrentan en su vida diaria y de que son, como todos, capaces de todo.