Pese a que desde 2016 en Morelos se cuenta con una Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación, en los últimos dos años se han contabilizado cerca de 18 crímenes de odio, en especial por la orientación sexual de las personas, ésto, de acuerdo con activistas en derechos humanos, se debe principalmente a la falta de tolerancia y discursos de odio, así como la estigmatización por parte de los políticos y hasta medios de comunicación hacia la comunidad de la diversidad sexual.
En el periodo que va de 2015 al 2019, al menos 441 personas lesbianas, gay, bisexuales, travestis, transgénero, transexuales e intersexuales (LGBTI) fueron víctimas de violencia homicida a nivel nacional, según datos de la organización civil, Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana, A.C.; el 2019 fue el año más violento del quinquenio, con un aumento del 27 por ciento con respecto a la cifra del año anterior, y se colocó muy por encima del promedio con 88 homicidios de personas integrantes de la diversidad sexual al año en ese periodo de tiempo.
De los colectivos que forman parte de la diversidad sexual, las mujeres trans o personas trans con expresión femenina, fueron las víctimas más numerosas durante 2019 con 64 transfeminicidios, lo que representa, de acuerdo a la A.C., casi el 55 por ciento del total de registros; seguido por los hombres gay/homosexuales con al menos 36 homicidios, es decir, el 31 por ciento del total.
Pero, ¿qué son los crímenes de odio? Israel Dirzo Bahena, integrante del Observatorio de Derechos Humanos y Diversidad Sexual del Estado, confirmó que son todos aquellos delitos que están originados por la identidad o expresión de género de las personas, son crímenes que culminan por un odio irracional e intolerable hacia la diversidad sexual.
Precisó que actualmente continúa siendo complicado categorizar este delito a nivel estatal, toda vez que compañeras y compañeros del colectivo deciden no denunciar, como razón principal, al no vivir una sexualidad diversa de manera pública, aunque, señaló que el sector más visible es la población trans a quienes lamentablemente siguen matando.
“No es encasillar ni etiquetar, porque entre menos se mencionen estos actos, más impunes quedarán. Al final de cuentas no reflejarán una estadística asertiva sobre la realidad que esta pasando en Morelos”, insistió.