Fieles a su creencia, ayer, en el Día de la Candelaria, católicos se dieron cita en las iglesias para llevar a su Niño Dios a bendecir y encender la vela que representa la luz que ilumina los momentos difíciles de la vida.

Ayer los devotos acudieron a la iglesia de Santiago Apóstol a llevar a su Niño Dios en brazos, como símbolo de cuando María y José, en cumplimiento de la doble prescripción de Moisés, acudieron al templo a presentar al Niño Jesús, para ofrecerlo a Dios y llevar ofrendas por la purificación de la Madre.

Se asignó el día 2 de febrero en recuerdo al pasaje bíblico (Lc 2;22-39) de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén y la purificación de la Virgen María después del parto, para cumplir la prescripción de la Ley del Antiguo Testamento, donde dice que "Cristo la Luz del mundo presentada por su Madre en el Templo viene a iluminar a todos como la vela o las candelas" de donde se deriva el nombre de Candelaria; este día se celebra 40 días después de la Navidad y esta fiesta marca el final del periodo Navideño.

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No obstante, también la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria o Fiesta de la Candelaria es un fiesta popular celebrada por los cristianos en honor a la Virgen de la Candelaria, que se apareció en Tenerife (Islas Canarias), al sur oeste de España a principios del Siglo XV.

En esta celebración se acostumbra que quien obtuvo el niño oculto en la rosca de reyes, haga una fiesta, tradicionalmente basada en tamales y atole, ambos productos de maíz, cuya tradición tiene raíces prehispánicas, ya que esta fecha coincide con el undécimo día del primer mes del antiguo calendario azteca, cuando se celebraba a algunos dioses tlaloques, según fray Bernardino de Sahagún.