Después de dos años de permanecer cerrado por la pandemia de Covid-19, el panteón de la Leona, en Cuernavaca fue reabierto al público y abarrotado por el mismo quienes fueron a “visitar a nuestros muertitos”.
Al camposanto llevaron veladores flores de cempasúchil, nubes, botones y hasta rosas, colocaron veladoras y limpiaron las tumbas que permanecieron abandonadas por el confinamiento sanitario.
Don Jesús Peña mostró alegría de volver a visitar a sus familiares como son su esposa, suegra, cuñada y algunos más quienes desde hace más de 10 años siempre está puntual en la cita.
En el cementerio también la señora Josefina, quien lleva un par de veladoras a sus hijas quienes fallecieron hace 22 años, a las que extraña.
Día de Muertos, de fiesta para quienes acudieron con una sonrisa al panteón La Leona, en donde menores de edad se ofrecían para “acarrear agua” y limpiar las tumbas que denotaban suciedad por polvo.
No faltó quien llevara una guitarra y cantara al pie de donde descansan aquellos familiares de los que guardan “gratos recuerdos”, aunque solo hayan sido grandes amigos.
No faltó la lágrima frente a la cruz en la que murió el nazareno y en la cual quedó inscrito el nombre del ser querido, desde su fecha de nacimiento hasta el último de sus suspiros.
En la fosa común también había flores y veladoras de cuya madre o padre busca al hijo perdido, de quien piensan pudiese estar sepultado en ese espacio dedicado a los desconocidos.