En 1992 se estrenó la película “Ángel de fuego”, de la directora mexicana Dana Rotberg. Varios de los que vieron esta cinta, al principio no supieron qué decir, mientras otros se escandalizaron porque trataba temas hasta entonces “difíciles”, como la explotación y el abuso sexual infantil, además del incesto.
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La trama, oscura y en cierto grado alucinante, trata de “Alma”, una niña tragafuegos de 13 años, embarazada por su padre, un payaso que al morir la deja sola, enfrentándose a un mundo de fenómenos que resulta ser un juez implacable y hostil.
CAMBIO DE CONCIENCIA
Han pasado 32 años del estreno de la película, hoy considerada de culto, que, aunque ficticia, señalaba una realidad palpable de la sociedad mexicana, y, a decir de la directora Dana Rotberg (CDMX, 1960), no ha cambiado, aunque reconoce que ha habido significativos avances.
“Lo que nos ha dado el tiempo es un cambio de conciencia que nos ha hecho querer buscar, por lo menos, que actos así no queden impunes. Hemos empezado a nombrar y a construir una legislación —aunque no hemos hecho lo mismo necesariamente en cuanto a educación— que intente prevenir los horrores del abuso sexual.
“Pero, lamentable y trágicamente, hay situaciones, como esta, que siguen siendo tan brutales y poco indagadas”, comenta Dana Rotberg, en entrevista con El Sol de México, previo a la inauguración del Séptimo Festival de Cine Independiente de la Ciudad de México, que se prolongará hasta el 28 de julio.
LOS TABÚES PUDREN
También productora y co-guionista del filme, Rotberg reflexiona sobre el concepto del “tabú”, que en su momento fue común denominador de las críticas hacia esta cinta.
“Ignorar la realidad no desaparece el horror, es como las heridas que si no se ventilan se llenan de pus, y eso es lo que los tabúes hacen, como territorios prohibidos, violentamente confrontadores de nuestra condición humana.
“Creo que la violencia sexual es uno de los grandes tabúes que no se habla gravemente en ninguno de los contextos de la familia, ni las instituciones, ni la iglesia. Es una cosa que me parece muy grave, porque si bien el incesto es tabú por su connotación de vínculos familiares, el abuso sexual a menores responde a una violencia sistematizada, que es un cáncer que invade nuestra sociedad”, agrega la directora, quien puntualiza que la supuesta relación amorosa que se pueda percibir en la relación de padre e hija que aparece en su película, se trata más bien de un llamado de atención a los adultos que pueden abusar de las emociones, en pleno desarrollo de las infancias y juventudes.
MUJERES, LAS MÁS INTERESANTES Y RADICALES
A consideración de Rotberg, a diferencia de la década de los noventa, hoy la apertura que existe para el cine, nos sólo hecho por mujeres sino de todas las disidencias, representa “un avance glorioso”, que han sabido aprovechar las mujeres con creces.
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“Esos espacios nadie nos los ha dado, los hemos abierto a codazos. Creo que hemos ganado terreno de mi época a ahora, hay unas cineastas maravillosas, tanto en cine de ficción como de no ficción, y que, diría yo, son las más interesantes y las más radicales. ¿Sabes?, yo pienso que, como nunca tuvimos la mesa servida y nos hemos tenido que partir el lomo para hacernos escuchar, es que ahora que tenemos voz en las pantallas, lo hacemos con una contundencia muy poderosa”.
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