Cuando el Vive Latino nació en 1998, los festivales musicales eran apenas una idea naciente no sólo en México sino en todo el mundo. Para entonces resultó revolucionario. Café Tacvba, El Tri, Molotov, Miguel Ríos, Maldita Vecindad y Juan Perro (ex vocalista de Radio Futura) fueron los actos principales que participaron el 28 y 29 de noviembre en el Foro Sol.
“La idea básica era tener un espacio donde se pudiera mostrar a las bandas latinas. La intención era hacer un festival multicultural, había mesas de diálogos, representantes del Chopo, vendedores de Coyoacán… más que marcas había un encuentro de gente o de organizaciones no gubernamentales para aprovechar esta forma de difusión que se tenía al reunir a miles de jóvenes en un sólo lugar”, recuerda Chava Rock, periodista especializado en música y que ha asistido al festival en todas sus ediciones.
El reunir a más de 40 artistas en español parecía una idea muy ambiciosa… y lo fue. Hoy, el Festival Iberoamericano de Cultura Musical llega a su vigésima edición convertido en el espacio más importante del rock hispano en México. En su primera edición se escuchaba el ska, heavy metal, alternativo, pero sobre todo el rock. Sin embargo esa esencia se ha ido distorsionando con los años.
“El festival se ha visto obligado a cambiar porque sería muy triste y aburrido que siguiera presentando cada año lo mismo, hubiera caducado fácilmente. Una de las cosas interesantes del Vive Latino es que logró conectar con el público, escuchó lo que los jóvenes querían”, considera el experto.
El toque latino también cambió con los años y se ha ido incrementado, pero esto ha sido más una fortaleza, al igual que la integración de grupos populares. “El festival siempre tuvo la intención de tener un puente entre la música popular mexicana, que no fuera exclusivamente rock”, dice Chava, quien considera que shows como el de Los Ángeles Azules resultaron hasta visionarios, pues ahora festivales como Coachella son los que buscan estas bandas.
“El Vive Latino se arriesgó con ellos y fue una gran revelación. Yo con cierto morbo me acerqué a verlos, le auguraba un fracaso, pero me llevé una grata sorpresa al ver que chavitos con sus playeras de Ramones o de la Cuca bailaban como en Iztapalapa”, dice Chava Rock y agrega que "el Vive Latino sigue siendo la gran plataforma donde la mayoría de las bandas quieren tocar y cuando no están les duele. Los cambios son buenos y los festivales se hacen para muchas personas, por eso sigue siendo el festival madre de este país”.