A solo un día del inicio de las posadas, la venta de piñatas está lejos de incrementar en Cuautla, situación que los comerciantes atribuyen a la crisis de inseguridad que enfrenta el municipio, lo que provoca temor en las familias para salir a las calles y organizar posadas en sus localidades.
En algunos locales, los vendedores esperan que la venta de esta pieza tradicional, característica de las fiestas mexicanas, aumente en los próximos días.
"Este año ha estado complicado, yo creo que por el miedo de salir", dice la mujer que atiende en la tienda de artículos para fiestas infantiles "Vatitos", sobre la avenida Insurgentes, uno de cuyos fuertes es la venta de piñatas.
Venta de piñatas en los mercados de Cuautla
Cada año, la familia García Palma, cuyo local se encuentra dentro del mercado municipal, prepara más de 300 piñatas para la temporada, pero este año solo ha vendido 50.
"Empezamos a hacer las bolas desde febrero, con los tres tamaños que manejamos, que son chica, mediana y grande, con precios que van de los 40 a los 120 pesos. En marzo y agosto empezamos a hacer los conos", dice Ruth García.
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De acuerdo con la joven, la inseguridad ha repercutido todo el año en las ventas dentro del principal mercado popular del municipio, y las de piñatas no han sido la excepción. Sin embargo, todavía tiene la esperanza de que la gente empiece a llegar en estos días:
"Eso es lo que esperamos, o se nos van a quedar aquí", agregó.
La tradición de las piñatas
Las piñatas son una parte esencial de las posadas navideñas en México y otras culturas latinoamericanas, celebraciones que se llevan a cabo durante los nueve días antes de Navidad, del 16 al 24 de diciembre.
La piñata tradicional tiene forma de estrella con siete picos. Cada pico representa uno de los siete pecados capitales, así que el acto de romperla simboliza la lucha contra la tentación y el mal. Antiguamente, las piñatas estaban hechas de barro, material que fue reemplazado con papel periódico o cartón unido con engrudo.
Durante las posadas, la piñata se cuelga de una cuerda y se mueve arriba y abajo mientras las personas, generalmente con los ojos vendados, intentan golpearla con un palo para romperla y liberar los dulces y frutas que están dentro.