Marisquerías en Cuautla, muchas. Por eso, Fernando no quiso conformarse con abrir un restaurante más de mariscos, sino todo un puerto que fuera más allá de ofrecer los platillos típicos de las marisquerías. Así nació Puerto 735, un lugar ubicado en la colonia Morelos que abrió hace nueve años y es el resultado de toda una aventura: la de un apasionado de la cocina que prepara los alimentos con una dedicación casi religiosa, y que no se cansa de buscar las formas de satisfacer el paladar de sus clientes.
Es la historia de Fernando Arias y la de un equipo que, todos los días, se entrega a la aventura.
“Desde que era niño crecí en los negocios de mi padre, de mis tíos, de toda la familia, y siempre andaba trabajando, corriendo a destapar refrescos, a cobrar, a dar cambio, todo eso, así que crecimos en el área de los restaurantes, y hace más de 25 años empecé a trabajar por mi cuenta".
¿Había el destino marcado la vida de este hombre desde el principio? Desde luego, la influencia de su familia dedicada al sector restaurantero jugó un papel importante para que eligiera el mismo camino, pero las cosas pudieron no resultar así. De hecho, cuando tuvo que elegir una carrera, escogió la licenciatura en relaciones públicas.
“La vida te va encauzando y a mí me llevó más al tema de ser cocinero, y después se me brindó la oportunidad de estar en una buena escuela, y no quise desaprovecharla".
La oportunidad se presentó mientras trabajaba en el club de golf californiano “Del Paso Country Club”, donde le ofrecieron la imperdible oferta de seguir trabajando ahí, de forma exclusiva, pero también estudiar en la escuela francesa “Le Cordon Bleu”, que tiene presencia en 20 países y que se especializa en la hostelería.
“Ahí me gradúo, porque la compañía me paga la escuela, y de ahí continúo por más de 15 años con ellos, y es cuando estoy ya más metido en el área gastronómica”.
El sabor del puerto
En Puerto 735 se preparan cocteles, quesadillas, mojarras y caldos con recetas que no pueden igualar en ninguna marisquería, como la tradicional mojarra a la diabla o al mojo de ajo, pero también hay platillos únicos, que no están disponibles en ningún otro lugar, como los rabioles con cola de langosta o las jaibas rellenas. Además, todos los comensales son recibidos con un caldo de mantarraya.
“No somos cocteles y quesadillas. Tenemos una amplia gama, porque el océano nos regala demasiadas cosas para poder diseñar”.
Y no es para menos que lo esté, viniendo de alguien que verdaderamente ama cocinar, desde que sale el sol hasta que se pone. Es en la cocina en lo último que piensa antes de dormir:
“Cuando me voy a dormir me quedo imaginando algo y lo voy armando. Y al otro día, cuando llego al negocio, es cuando empiezo a buscar los ingredientes y cocinar, ver la cocción que se necesita, todo lo que voy a hacer para poderlo servir, como este caso son los rabioles que tenemos con colas de langosta, y que es un platillo que estamos por lanzar”.
Queda claro que en Puerto 735 hay un compromiso con el sabor y la calidad del platillo. Y mientras estamos aquí, también nosotros lo descubrimos al ver la forma en que quedan listos antes de ser enviados a la mesa o a domicilio, un servicio que ha sido fundamental durante los últimos dos años, a partir de la aparición de la pandemia de la covid-19.
En medio de la pandemia
Fernando Arias es un hombre capaz de ver la oportunidad en medio de la crisis. Y la pandemia de la covid-19, un fenómeno de salud que generó consecuencias radicales en el sector restaurantero de todas partes, no fue la excepción. Si bien reconoce que el ramo restaurantero tuvo que vivir lo más difícil con la incertidumbre que generaban los constantes cambios en el semáforo epidémico, el sujetarse a las normas emitidas por las autoridades y la implementación del servicio a domicilio permitió afrontar el escenario con temple y responsabilidad.
Además, no todo fue negativo:
“Afortunadamente tengo una amplia gama de clientes que nunca nos abandonó, que venían y querían comer, sentarse en algún lugar, incluso si no era aquí adentro, cuando no se permitía, podían hacerlo en su camioneta o en la calle, pero no nos dejaron, siguieron consumiendo con nosotros y afortunadamente seguimos trabajando y brindando un excelente servicio”.
Con el semáforo epidémico actualmente en fase verde el restaurante está recobrando la actividad interna que tenía antes de la pandemia, con familias o parejas que también llegan a disfrutar de otros platillos como los Camarones Lucas o el pescado Halibut, y una salsa culichi que nadie se debería perder.
“La pandemia fue difícil, sobre todo al principio, porque todos estábamos desconcertados, no sabíamos qué era lo que debíamos hacer para que estuviéramos libres de cualquier contagio que nos pudiera dañar a nosotros o a los clientes”.
El compromiso sigue
Con la confianza de que lo que inició hace nueve años sea una historia que continúe por mucho tiempo más, Fernando acude todos los días a su negocio para encabezar al equipo que ha hecho posible que “Puerto 735” sea una de las marisquerías preferidas por los cuautlenses. Y de algo podemos estar seguros: el sabor es prioritario.
“La clave para un buen negocio es la administración, y después la calidad en los productos, que debe ser no buena, sino excelente, y creo que después vienen los precios. Tenemos que buscar calidad y precio y no ahorcar calidad por precio. Son los pilares fundamentales en un restaurante para considerar tener éxito”.
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