Noyolo no sólo es Roxana, y eso ella lo sabe muy bien. “Noyolo, el corazón en tus creaciones” es un proyecto que une a varias mujeres, madres de familia, madres solteras, productores y emprendedoras que han sabido encontrar en todo momento una oportunidad para crecer. Y eso, desde luego, incluye la pandemia.
“A mí el verme en una situación de necesidad siempre me hace buscar oportunidades y creo que para muchas personas ha sido así. Yo lo he visto aquí, porque muchas personas se tuvieron que autoemplear a raíz de la pandemia. Muchas mujeres tuvieron que inventar o aprender, con la apertura de las redes, hacer cosas”, relata Roxana Campos, una joven madre soltera, quien tuvo que enfrentarse al desempleo incluso antes de que el virus SARS-CoV-2 se integrara al ajetreo del mundo.
La historia
Para diciembre de 2019 Roxana Campos estaba desempleada. Durante años, Roxana había trabajado desde el mostrador de varias tiendas y empresas y sintió entonces que era momento de hacer algo por su propia cuenta. Tiempo atrás, la joven cuautlense ya había empezado a vender glicerina, materia prima del jabón, con amigas y conocidas, así que tenía un pequeño camino trazado. El resto de esta historia se ha construido con ideas, disciplina y cariño.
“Noyolo es una palabra náhuatl que quiere decir ‘mi corazón’. Lo que nosotros manejamos es materia prima, que siempre va a ser el corazón de un producto terminado. Nuestras clientas elaboran repostería, jabones o artesanías con nuestras herramientas y nuestras materias primas, y claro, ponen parte de su corazón en sus trabajos”, afirma Roxana.
A sus espaldas se despliega una exhibición de moldes, herramientas, fragancias y colorantes con los que es posible dar forma a gelatinas, gomitas, paletas, postres, llaveros artesanales, jabones y champús, entre otros productos. Noyolo es, pues, un negocio que fomenta la creatividad en adultos y niños. Y desde origen es, además, una cadena de apoyo y emprendimiento.
“Hemos construido una red de varias chicas emprendedoras. Yo no compito con ellas: si alguien llega y me pide un producto terminado, trato de canalizarlo con las chicas, les pregunto quién lo quiere o puede hacer y esa persona se encarga de lo demás. Al final de cuentas la idea es ganar-ganar. Al pasarles yo el trabajo o recomendarlas, ellas vienen aquí y adquieren la materia prima, y es una red muy bonita de trabajo entre todas”, explica Roxana.
Noyolo en la pandemia
Ubicado frente a la entrada principal de la secundaria “Antonio Caso”, en la colonia Revolución, “Mi corazón” tuvo un inicio grato: a la salida, después de ir por sus hijos, había mamás que sentían curiosidad por los productos de Roxana, se detenían fuera del establecimiento, entraban y, explorando los artículos, decidían llevarse algo a casa. Así llegaron varias clientes, hasta que un mal día la pandemia de la Covid-19 se convirtió en una realidad para Cuautla. Con el cierre de todo establecimiento dedicado a la venta de productos no esenciales, Noyolo tuvo que bajar sus cortinas, lo que supuso un momento complicado para su responsable, pero no una derrota.
Gracias a las redes sociales, Roxana mantuvo en pie el sueño que había estado persiguiendo meses atrás. Su disciplina, finalmente, le permitió volver a abrir las puertas del local cuando las autoridades permitieron hacerlo.
“Al principio de la pandemia sí fue un poco difícil, pero nos fuimos adaptando a la situación, como todos. Nos estamos adaptando a la nueva normalidad y hacemos entregas y envíos a quienes no quieren venir, porque hay personas que definitivamente no salen de sus casas, que a lo mejor no trabajan con nuestras materias por negocio, sino como terapia. Me han tocado clientas que estaban muy asustadas y entonces se le envía a domicilio, también tenemos esa opción, porque siempre se trata de adaptarnos”.
Durante la pandemia, Roxana descubrió que otras personas sentían interés por la elaboración de manualidades, lo que se convirtió en un aspecto positivo para su negocio. Desde adultos hasta niños, la elaboración de productos artesanales y manualidades ha pasado a convertirse en una forma de hacer frente al estrés y el miedo, una terapia que se puede tomar desde la tranquilidad del hogar.
“Me tocó que muchas mamás venían y decían que sus hijos estaban aburridos, que lo veían en internet pero no sabían dónde comprar las cosas. Entonces venían y aunque lo harían por hobby o para distraer a los niños, les servía para mantenerse ocupadas”, recuerda Roxana, el corazón de Noyolo.
La unión hace la fuerza
En momentos de crisis, la unión hace la fuerza. Roxana también sabe eso. Alejada de todo recelo o envidia, Noyolo se ha convertido en un punto de encuentro, donde llegan talleristas de manualidades, terapeutas y emprendedoras, y que también estrecha lazos con productores de la región, ya que algunas de las materias primas en venta son cosechadas en la región.
“Algunas ceras se trabajan con productores de Morelos, ya que cuento con muchos clientes que producen miel, les queda la cera y la cera de abeja es utilizada por chicas que elaboran cosmética artesanal. La cera se ocupa para hacer cremas, labiales, rímel y muchas cosas, y algunas de nuestras materias primas las conseguimos con productores locales, de municipios cercanos como Yecapixtla, que son principalmente quienes me ayudan a traer la cera de abeja.
“Vienen y hacemos el trueque, que se ha dado mucho con la pandemia. Los estropajos, que también son naturales, son de productores de Cuautla”.
El camino correcto
A más de un año y medio de haber decido dejar su trabajo para poner en marcha a Noyolo, es visible que Roxana Campos tomó el camino correcto. Lo delata su sonrisa y el cariño con el que recibe a la gente. La paciencia con la que busca cada ingrediente para mostrar los jabones que es capaz de producir. Pero esto es sólo el principio. Por ahora, Roxana es el único personal de este negocio, pero confía en que el lugar se convierta en una fuente de empleo para más personas:
“Por el momento no tengo empleados, pero esa es la idea: crecer y tenerlos, crear un equipo. Por lo pronto, mi equipo son mis clientes”, afirma.
Estudiante de administración de empresas, Roxana se vale de todo lo que ha aprendido en la universidad para hacer crecer su negocio.
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