Cada año, los ancianos de Valle de Morelos, un pueblo enclavado en un cerro de Ciudad Ayala, ven partir a sus hijos y nietos en camiones que los llevan a los cultivos de Sinaloa durante seis largos meses. Las familias del lugar, en el que cientos de migrantes indígenas han encontrado un hogar, de esta manera atraviesan por un interminable proceso de desintegración y reintegración: así es la vida de quienes no han encontrado más opciones que alquilarse como jornaleros agrícolas.
De acuerdo con Cándido Villa Vázquez, representante de la comunidad, las migraciones temporales son resultado de los bajos salarios que predominan en los cultivos de ejote de la zona, lo cual ha obligado a los hombres y mujeres del pueblo a buscar opciones en estados como Sinaloa y Sonora, donde el cultivo de verduras chinas es mucho mejor pagado.
"Los viajes se hacen durante todo el mes de octubre, porque en noviembre y diciembre ya tienen que estar allá, trabajando", relata el joven Villa, un hombre de 32 años que quisiera haberse ido junto con sus vecinos. Al ser el representante del pueblo, tuvo que quedarse en casa, y ahora se gana la vida como albañil.
Quienes más resienten la distancia son los abuelos, a cada momento, uno encuentra a un anciano en la calle, platicando, dejando correr el tiempo en ausencia de sus hijos; "ellos están al pendiente de que lleguen y regresen con bien, porque uno nunca sabe", explica Cándido. Hace cuatro años que él no se va. Ahora es de los que esperan.
La mano de obra indígena
De acuerdo con el Servicio Nacional del Empleo (SNE) Morelos, la entidad tiene convenios con cerca de 30 empresas que se dedican al cultivo de frutas y verduras en todo el país. Con ello, el SNE Morelos busca beneficiar a las familias que más desempleo padecen en la entidad, principalmente en los municipios de la región Oriente, como Ciudad Ayala y Axochiapan.
Cuando un trabajador no tiene empleo y no cuenta con algún ingreso económico, es donde nosotros le ofrecemos alguna forma de trabajo en otro estado; así ya gana más y manda dinero a su familia en su localidad, de alguna manera apoya también la economía en esa zona" explica Servando Contreras González.
En los últimos años, diversos grupos, e incluso las autoridades, han puesto en evidencia las malas condiciones en las que trabajan los jornaleros agrícolas que son contratados por periodos de hasta seis meses, durante los cuales se agrupan para compartir habitaciones y hacen lo posible porque sus hijos sigan yendo a las escuelas, para que no pierdan el ciclo.
De acuerdo con Servando Contreras, el SNE Morelos trabaja únicamente con empresas que están legalmente certificadas y que cuenten con las instalaciones adecuadas; "ellos cuentan con todos los servicios", afirma.
Un pueblo espera
A las faldas de un cerro, bordeado por un canal de agua de riego, Valle de Morelos aguarda el regreso de casi 300 de sus habitantes. En las últimas semanas, detalla Cándido, seis camiones partieron a Sinaloa, cada uno con 45 de sus amigos y vecinos. Mientras los espera, Cándido sube una calle empinada para ir a casa por su herramienta de trabajo.