Empezó la cosecha con un precio muy bajo, pero conforme se acerca la cuaresma va mejorando el precio de la caja de calabacitas, nos dice Héctor Daniel Ocampo Velázquez, ingeniero electromecánico egresado del Tecnológico de Zacatepec, quien decidió apostar a la producción agrícola de cultivos alternativos a la caña y arroz.
Con más de una hectárea y media de siembra de “calabacita cambray” que sembró en diciembre, ya se encuentra en plena cosecha, aunque empezaron con un precio muy bajo, dice, un tanto agitado de trabajar bajo los candentes rayos del sol entre los surcos de este cultivo en tierras del Ejido de Panchimalco en el municipio de Jojutla.
La noble tierra donde se ha sembrado caña y arroz, es ahora donde decidió por primera vez incursionar en el cultivo de calabaza; nos cuenta que la producción la llevan a vender a la central de abasto en Cuautla, donde las primeras cajas se las empezaron a pagar muy baratas, en 60 y 70 pesos, poco a poco se ha ido recuperando, ahora se están pagando en 100 y 120, “esperamos que conforme se acerque la cuaresma mejore el precio”, como eran sus expectativas al incursionar en este cultivo.
Se aventó sembrando con calabacita cambray toda la parcela que es de 1.6 hectáreas, las que tienen divididas y escalonadas para que no se venga la cosecha junta, nos mostró el extremo por el que comenzó, donde llevan el séptimo y octavo corte.
En otra parcela llevan el tercer corte, este día sacaron 12 cajas de primera y dos de segunda, en otra parte ya es el octavo corte, “sacamos 38 cajas de primera y 8 de segunda”, estima que cada caja pesa 16 kilos. Trabajan en la cosecha por lo menos 5 personas, dos más empacando, cuidando que no se maltrate el producto que seleccionan hábilmente.
La inversión en 7 áreas fue de 11 mil pesos entre semilla y personal, por lo que aún no han recuperado la entrada, esperan que el precio mejore en los siguientes días, dijo al reconocer que siempre es una gran experiencia aprender de cada cultivo, ya que como dice el refrán “el que no arriesga no gana”.
Habla del cultivo de arroz y del de la caña, dos cultivos en los que su familia tienen generaciones trabajando, y aunque la caña es una siembra rentable que tiene buen precio, hay gran apego al ancestral cultivo del arroz, por lo que ha sido importante incursionar en un nuevo cultivo y aprender de esta experiencia para nuevos futuros.
Lo trae de familia, el amor y la pasión por el campo, el reto no es solo hacerlo producir, si no enfrentarse a los movimientos del precio del mercado, se gana y se pierde como una ley de vida de la gente de campo, pero Héctor Daniel no pierde la fe en recuperar la inversión y ganar.