Lejos de constituir un motor, las finanzas públicas se han convertido en un obstáculo para la economía del país, pues la inversión pública acumuló su cuarta caída en 2017, lo que provocó que la industria de la ingeniería civil transite por la peor situación en casi 20 años.
Durante el año pasado los recursos destinados a la inversión pública, es decir, a la construcción de hospitales, escuelas y carreteras sumó 587 mil millones de pesos, lo que representó una caída anual de más de 20%, la cuarta de manera consecutiva y la mayor de este sexenio.
En contraparte, el gasto corriente destinado a gastos personales, pago de nómina y remuneraciones), aumentó en los últimos años, según datos del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados. En esa línea, como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), la inversión física ha venido a labaja, pues en 2017 representó apenas el 2.6%, el nivel más bajo desde el año 2006.
En 2016 representó 3.5 y en 2015 3.7%. Ante dicho escenario, durante 2017 el subsector de ingeniería civil reportó una caída de 10% a tasa anual, lo que constituyó la mayor caída desde el desplome de casi 20% observada en 1998, de acuerdo con datos ajustados por estacionalidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Tan solo en diciembre pasado, dicho sector cayó 5.5% con relación al mismo periodo de 2016, con lo que ligó 20 meses con números negativos.
Leticia Armenta, directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey, advierte que la caída en inversión pública explica en parte porque la economía del país ha reportado un crecimiento lento de de 2.2% anual en los últimos 20 años.