En este momento, una de las grandes decisiones para las compañías es la definición del modelo de trabajo que seguirán en el corto mediano y largo plazo.
Esto las lleva a que se decanten por un modelo de trabajo remoto como, como el home office, trabajo presencial en oficinas o algún modelo híbrido.
Sin embargo, existen factores críticos que son importantes de considerar como la naturaleza de la operación, la madurez de los procesos y la capacidad actual o de inversión en infraestructura.
Así lo advierte César Ruiz, subdirector de Sistemas Corporativos en OCC Mundial, quien explica que el 63 por ciento de las empresas no son lo suficientemente flexibles para soportar un esquema en el que su personal trabaje cien por ciento de manera remota es por eso que estas compañías se encuentran ya en proceso de planeación para acondicionar espacios, modificar procesos y reconfigurar infraestructuras y servicios.
Ante este panorama, el experto recomienda replantear la estrategia para eficientar costos y hacer un mejor uso de recursos.
“Recomendamos redimensionar los servicios en las oficinas con especial énfasis en aquellos críticos para la operación, renegociar contratos con proveedores en medida de lo posible. Todo esto con base a la nueva capacidad requerida, asimismo, rediseñar oficinas y espacios con suficiente planeación e involucrando a las áreas operativas buscando relocalizar y rehusar tecnología de acuerdo al nuevo diseño de los espacios.
Lo anterior, dijo, asegura la reducción de las herramientas de productividad reforzando el conocimiento en las mismas y su uso óptimo con la finalidad de cubrir los nuevos requerimientos en temas de colaboración y comunicación.
Finalmente, en lo que respecta a la reducción de riesgos operativos algunas recomendaciones sería establecer y comunicar claramente políticas y prácticas para el distanciamiento social seguro.
Esto incluye recomendaciones para el uso de las nuevas instalaciones, reforzar protocolos de acceso seguro a las oficinas implementando o modificando la tecnología de control de acceso actual de acuerdo a la nueva normalidad.
También confirmar qué servicios son críticos para la operación, de manera que se pueda estar alerta sobre las condiciones de los proveedores actuales e identificar opciones alternativas en caso de requerirse reforzar comunicaciones con las empresas vecinas y llegar a acuerdos realizando una evaluación en conjunto de las áreas comunes identificando riesgos y cumpliendo en conjunto los protocolos y procesos de seguridad necesarios para esta nueva normalidad.