Como un buen Pueblo Mágico, Tlayacapan se ha convertido en uno de los destinos predilectos para los ciclistas no solo de Morelos, sino también de otras regiones del país, que ven en esta localidad, ubicada en la parte alta del estado, todo lo que este deporte requiere: ascensos retadores, descensos reconfortantes y algunos de los más bellos paisajes que ofrece el corredor biológico Chichinautzin como recompensa.
De acuerdo con Pablo Betancourt, titular de la Dirección de Turismo de Tlayacapan, el municipio es el destino de decenas de ciclistas que llegan los fines de semana a través de las calles del pueblo para dirigirse a algunos de los atractivos naturales más conocidos de la zona, como la zona arqueológica El Tlatoani o el centro ceremonial Tonantzin, también conocido como “La Esfinge Mexicana”.
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“A muchos ciclistas les gusta visitarnos para tener esta conexión con la naturaleza y disfrutar de los encantos del pueblo mágico”, dijo Betancourt.
El municipio, detalló, cuenta con una amplia oferta hotelera para los amantes de la bici que buscan una experiencia de largo aliento, y que no se conforman con pasar solo unas horas en el pueblo, sino todo un fin de semana.
“Nos gusta por las rutas, porque algunas son fáciles, rodables, y por el paisaje”, dijo Sebastián Toledano, ciclista originario de la Ciudad de México, tras visitar el pueblo junto con su pareja.
Para los pobladores de la zona oriente del estado, llegar a Tlayacapan puede ser todo un reto, debido al constante ascenso desde Oaxtepec, en Cocoyoc, hasta llegar al pueblo. El viaje en carretera, que toma cerca de hora y media, se ve recompensando rápidamente al introducirse a la comunidad, donde el terreno es mayormente plano, aunque los recorridos entre los plantíos de nopal, y la subida a los cerros, vuelven a requerir de esfuerzo.