Silvia Pinal, la gran diva del cine mexicano y una de las últimas estrellas vivientes de la época dorada del cine nacional, vivió momentos importantes en Cuernavaca, Morelos.
La relación de Silvia Pinal con Cuernavaca inició en sus primeros años, cuando cursó la primaria en la escuela Pestalozzi, ubicada en el centro de la ciudad. Allí aprendió a leer y escribir, y aunque sus días en esta institución terminaron cuando se mudó casi a los ocho años, el recuerdo de esta etapa quedó grabado en su corazón.
En 2022, la actriz volvió a la escuela que la vio crecer, en una visita llena de nostalgia. Durante el recorrido, incluso se reencontró con María del Carmen, una antigua compañera con quien compartió anécdotas de los años 50.
"Estoy muy emocionada y agradecida por este día. Mi Cuernavaca se va conmigo para mi vida", expresó Pinal al rememorar aquellos momentos que marcaron su infancia.
Una casa digna de una diva
Ya consagrada como la gran diva del cine mexicano, Silvia Pinal adquirió una propiedad en Cuernavaca, a tan solo cinco minutos del centro de la ciudad.
Aunque las altas bardas que rodean la casa impiden ver su interior, el inmueble es fácil de identificar..
Reconocida por Cuernavaca
La conexión de Silvia Pinal con Morelos es tan fuerte que en 2022 interrumpió unas vacaciones familiares en Acapulco para recibir la Venera Cuernavaca, un reconocimiento que la ciudad otorga a personalidades destacadas, ya sean visitantes o ciudadanos.
Este gesto mostró el aprecio que la actriz guarda por Cuernavaca y cómo, a lo largo de los años, su figura se ha entrelazado con la historia cultural y social.
"El inocente": Cuernavaca en el cine
Más allá de los momentos personales que vivió en la ciudad, Cuernavaca también fue escenario de uno de los filmes más divertidos protagonizados por Silvia Pinal: El inocente (1956).
Dirigida por Rogelio A. González y coprotagonizada por Pedro Infante, esta comedia romántica mostró a Cuernavaca como parte de su narrativa, y la mostró como el lugar de descanso de las familias de la Ciudad de México de la época.
La trama sigue a Mané (Silvia Pinal), una joven de alta sociedad que, tras una pelea con su novio, viaja sola a la casa de campo de su familia en Cuernavaca en plena época decembrina.
Durante el trayecto, su auto se descompone, lo que la lleva a conocer a Cruci (Pedro Infante), un mecánico que cambia el rumbo de su vida.
Entre malentendidos, tensiones de clase y un inesperado romance, la película no solo logró retratar las complejidades sociales, sino que también consolidó a Silvia Pinal como una actriz carismática.
Desde las aulas de una primaria hasta los sets de filmación, Cuernavaca y Silvia Pinal han tejido una historia conjunta que perdura en las nuevas generaciones.
Con información de Valeria Díaz